A comienzos de la década de los años sesenta se había incrementado considerablemente en España el consumo de gases licuados del petróleo, tanto para uso industrial como doméstico y, al mismo tiempo, habían surgido prometedoras expectativas para este tipo de trafico en el mercado internacional. Razón por la cual CEPSA contrató la construcción de un buque especializado en el astillero Unión Naval de Levante, de cuya factoría era la construcción número 083. El mismo proyecto se repitió con la construcción número 088, correspondiente al buque “Isla de Marnay”, contratado por Naviera Montañesa.
Puesta la quilla el 24 de enero de 1964, el 19 de septiembre siguiente se procedió a su botadura con el nombre de “Tamames” y el ceremonial acostumbrado y entró en servicio el 20 de julio de 1965 bajo el mando del capitán José de Barrasa Sánchez. Inscrito en la matrícula naval de Santa Cruz de Tenerife, era un barco bonito, de proporciones ajustadas, con la superestructura a popa, lo que acabaría imponiéndose en poco tiempo en la construcción naval. Por sus particulares condiciones marineras, resultó un barco bastante balancero, al que sus tripulaciones consiguieron sacarle el mejor provecho.
El 21 de diciembre de 1974, el butanero “Tamames” –capitán, Augusto Vila Miranda– entró de arribada forzosa en Gijón para desembarcar a cuatro náufragos de nacionalidad británica y norteamericana que habían sido rescatados la noche anterior, cuando navegaba de Faro a Amberes. El periódico “El Comercio” dice que los naúfragos habían sido localizados a unas 40 millas de Cabo Peñas, después de que se hubiera avistado el resplandor de una bengala roja y recibido la comunicación por radio de otro barco había visto a un yate en situación comprometida. Hacia las 23 h del día 20 de diciembre se localizó el catamarán “Sandra Kay”, que había perdido el flotador de estribor y se encontraba a la deriva.
Los náufragos rescatados por la tripulación del “Tamames” eran Neil Gamble, capitán; Theodore Franklin, propietario del mismo y los marineros Philip Horten y Willis Tobías y se dirigían de Inglaterra a Costa Rica. A continuación se procedió a darle remolque y el traslado de los náufragos al puerto de Gijón, pero a las tres de la madrugada del día 21, cuando se encontraban a unas 20 millas de Cabo Peñas y debido al mal estado de la mar, el remolque se rompió y el yate “Sandra Kay” quedó al garete. Aunque se intentó en varias ocasiones su recuperación, finalmente se desistió y sus tripulantes desembarcaron a la mañana siguiente, ocupándose de su recibimiento y repatriación el vicecónsul británico en Gijón, George R. Stard.
El único incidente de importancia en la vida marinera del butanero “Tamames” se produjo el 8 de julio de 1977, fecha en la que colisionó con el mercante alemán “Eva Witte”, que posteriormente se hundió, sin que se registraran víctimas. El butanero español –capitán, Jesús Mendoza Bolaños– navegaba en lastre de Pasajes a Inmingham (Inglaterra) y cuando llegó a la entrada del estuario del Támesis estaba cerrado en niebla, por lo que se tomaron las precauciones debidas y observando en el radar la presencia de otro barco que, en principio, debía pasar a una distancia de siete cables por estribor. Sin embargo, poco después se apreció una maniobra extraña, en la que trataba de cortarle la proa al “Tamames”, y aunque éste trató de evitarle resultó alcanzado en la aleta de babor.
En el buque “Eva Witte” se produjo un vía de agua que provocó una fuerte escora y amenaza de hundimiento. El mercante alemán procedía de Berwich y se dirigía a Whistable con un cargamento de 600 toneladas de piedra. Pese a la situación de alarma parecía que aguantaba el impacto, pero acabó hundiéndose y su tripulación de cinco hombres se puso a salvo, siendo rescatada por el ferry británico “Winston Churchill”.
El nombre del “Tamames” –capitán, José Luis González Rodríguez– saltó de nuevo a los medios de comunicación en febrero de 1979, cuando iba en viaje de Alcudia a Cartagena, a raíz de un supuesto avistamiento OVNI. De este asunto nos ocuparemos con la amplitud debida en un próximo artículo.
En 1981, cuando contaba 16 años de vida marinera, CEPSA vendió el butanero “Tamames” a la compañía panameña Caribgas Seven Inc. Bajo el mando del capitán Dionisio González Ramos –Andrés González Fresco era el jefe de máquinas–, viajó de Bilbao a Port of Spain, capital de Trinidad y Tobago, donde se procedió a su entrega, siendo renombrado “Caribgas VII” y abanderado en Panamá. El protocolo de exportación se firmó el 7 de octubre del citado año en presencia del cónsul general de España en Venezuela, José Francisco de Castro.
Comenzó así una nueva etapa para este buque, con el casco pintado de negro –que hasta entonces había sido rojo–, navegando entre Venezuela, Trinidad, Guayana francesa, Puerto Rico y las pequeñas Antillas. El 4 de septiembre de 1983 resultó averiado después de una colisión con el buque “Ceylan Wave” y transcurridos 31 años de existencia le llegó la hora del desguace, siendo desmantelado en Tuxpan (México), a donde arribó el 7 de octubre de 1996.
De 1.516 toneladas brutas, 809 toneladas netas y 1.126 toneladas de peso muerto, medía 75,72 m de eslora total –68 m de eslora entre perpendiculares–, 11,56 m de manga, 6,26 m de puntal y 5,24 m de calado. Tenía una capacidad de carga de 1.625 metros cúbicos en tres botellas y estaba propulsado por un motor Werkspoor TMABS-396, de 1.400 caballos de potencia sobre un eje, que le permitía mantener una velocidad de 12,5 nudos. Código IMO 6422133.
Bibliografía
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2006). Escala en el Atlántico. El puerto de Tenerife y la refinería de CEPSA, pp. 265-266. Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.
Fotos: Foto Benítez, FotoFlite e Yvon Perchoc (shipspotting.com)
1 comentario
Buenos días, podrías hacer un día una reseña al barco de cepsa talavera que es de la época del tamales o época cerca , gracias .
Mi padre navegó en el muchos años .