El apellido Barrasa está estrechamente relacionado a la historia de la flota de CEPSA, sin duda una de las grandes y mejores compañías navieras del sector del petróleo que han existido en España. Recientemente se han cumplido 25 años de su desaparición, después de algo más de cuatro décadas de fructífera existencia, jalonada de hitos importantes paralelos al desarrollo de la Compañía Española de Petróleos, que tiene en la refinería de Santa Cruz de Tenerife su punto de su partida.
Dos generaciones de la familia Barrasa –padre e hijo– están estrechamente vinculadas con CEPSA, los dos capitanes de la Marina mercante, aunque nuestro interés en esta oportunidad se centra en la figura del primero de ellos, José de Barrasa Sánchez, que rindió su última singladura en edad temprana, cuando contaba 40 años de edad y lo hizo en el ejercicio de su profesión al mando del petrolero “Zaragoza”, segundo con este nombre en la historia de la flota de CEPSA y por entonces el mayor buque de su contraseña.
José de Barrasa Sánchez tiene antecedentes inmediatos relacionados con el mundo de la mar y los barcos. Su abuelo paterno, José de Barrasa y Fernández de Castro, fue un destacado gaditano en la época de la Restauración borbónica: almirante de la Armada, político, diputado, senador, gobernador de Guinea Ecuatorial y presidente del Partido Liberal en Cádiz. Su padre, José de Barrasa Muñoz de Bustillo, casó con Carmen Sánchez Muñoz, de cuya unión nacieron seis hijos. Licenciado y doctor en Derecho, destacado americanista, periodista, capitán del Cuerpo Jurídico Militar, se interesó por la política y militó en las filas de la Unión Republicana de Diego Martínez Barrios. Ocupó el cargo de concejal interino del Ayuntamiento de Cádiz y falleció en trágicas circunstancias a finales de agosto de 1936.

Primogénito de la familia Barrasa Sánchez, nuestro personaje nació el 28 de abril de 1928 en Cádiz. Estudió en el colegio San Felipe Neri y en el instituto Columela, de la capital gaditana, donde demostró su competencia como estudiante, que revalidó después cuando ingresó en la Escuela Oficial de Náutica de su ciudad natal, en la que en noviembre de 1948 obtuvo el título de alumno. Unos días después, el 9 de diciembre, embarcó a bordo del petrolero “Zaragoza” –capitán, Pedro Muñoz de Bustillo–, segundo petrolero de la flota de CEPSA, para iniciar su etapa de agregado de puente, que se prolongó por espacio de 403 días de mar, es decir, 31 meses embarcado, completando otros siete días de mar a bordo del petrolero “Remedios”, de la flota de CAMPSA, con un viaje de Santa Cruz de Tenerife a Valencia y Sevilla.
En el petrolero “Zaragoza” se sucedieron los viajes a Aruba y Curazao (Antillas Holandesas), Puerto la Cruz, Caripito y Amuay (Venezuela), en el que en mayo de 1950 desertó el cuarto maquinista, según anotó en su historial de navegación; y Ceuta, Málaga, Melilla y Cádiz como puertos nacionales. En este último entraron en dique seco en junio de 1949 para reparar la pérdida de una de las palas de la hélice.


Obtenido el 3 de agosto de 1951 el título de piloto de la Marina Mercante, tras un brevísimo paréntesis a bordo del buque “Río Pas” –ex “Empire Morn”, el único CAM ship que enarboló bandera española, gracias al esfuerzo del naviero cántabro Fernando M. de Pereda–, entre septiembre y octubre de 1951 estuvo enrolado de cuarto oficial con el barco reparando en la factoría de Matagorda. Cuando entró en servicio, mediado 1952, este buque fue durante algún tiempo el de mayor capacidad de carga de bodega de la flota mercante española.
El 14 de julio de 1952 embarcó en el puerto de Cádiz de tercer oficial en el petrolero “Ciudad Rodrigo” –capitán, Vigilio de Naverán–, formando parte de la tripulación de estreno de este buque que había sido comprado a la SOPONATA portuguesa y entonces todavía se llamaba “Aire”. En diciembre del citado año desembarcó para cumplir el servicio militar, que entonces tenía para los oficiales de la Marina Mercante una duración de seis meses.
A partir de julio de 1953 se abrió una etapa de algo más de dos años en la que desempeñó los empleos de tercero, segundo y primer oficial del petrolero “Zaragoza” –capitán, Rafael Lojendio Clavijo–, un barco que conocía muy bien desde su etapa de agregado. Entre diciembre de 1955 y octubre de 1956 navegó dos campañas a bordo del petrolero “Gerona”, de segundo y primer oficial, volviendo en enero de 1957 al petrolero “Zaragoza” en el que permanecería durante cuatro campañas, hasta febrero de 1958, en que desembarcó para examinarse de capitán, cuyo título obtuvo el 15 de julio del citado año, en la convocatoria celebrada en Madrid.
José de Barrasa ocupaba plaza de segundo oficial en el petrolero “Zaragoza”, cuando el citado buque se encontraba atracado el 29 de enero de 1957 en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, que era el de su matrícula naval. Aquel día se produjo una explosión en la bodega de proa, “causando la muerte de cinco operarios de tierra que en ella trabajaban y causando graves averías al buque, por lo que el día 6 de febrero y a media carga salimos para Barcelona, a donde llegábamos el día 11, y luego de descargar y limpiar tanques entrábamos en los talleres de la Vulcano a efectuar reparaciones el 20 de febrero”, anotó en su historial de navegación.



En agosto de 1958 embarcó de segundo y primer oficial en el petrolero “Vitoria” –capitán, Alberto Garteiz Echave–, abanderado en Liberia y propiedad de Iberian Tankers, una sociedad de CEPSA. El siguiente embarque de primer oficial fue en el histórico petrolero “Monteleón” –capitán, Ricardo Dulanto Unceta–, barco que por entonces contaba con 58 años de vida marinera. A continuación, entre los meses de marzo y junio de 1959 navegó de primer oficial en el petrolero “Richmond”, abanderado en Panamá y fletado a la compañía Panama Transport Co.. Este buque, del tipo T-2 de la Segunda Guerra Mundial, y otros dos llamados “Philadelfia” y “Sao Paulo”, estuvieron fletados por CEPSA para atender contratos de transporte y reforzar el suministro de crudo a la refinería de Santa Cruz de Tenerife.
El 2 de septiembre de 1959 embarcó en su primer interinaje de capitán a bordo del histórico petrolero “Gerona”, el primer buque que enarboló la contraseña de CEPSA en octubre de 1942. Desembarcó a comienzos de enero de 1960, pasando a continuación al estreno del petrolero “Astorga”, en el que desempeñó plaza de primer oficial hasta noviembre de 1962 –con un paréntesis entre octubre de 1960 y noviembre de 1961 en que estuvo en el petrolero “Albuera”– en que asumió de nuevo el mando en su segundo interinaje de capitán.




Volvería después a ocupar plaza de primer oficial en los petroleros “Astorga” y “San Marcial” y partir del 27 de julio de 1963 ocupó plaza de capitán en los petroleros “Gerona”, “Albuera”, “Bailén”, “Tamames” –primer y único butanero de CEPSA, del que fue su primer capitán–, “Astorga”, “Bruch”, “San Marcial”, “Talavera”, “Vitoria” y “Zaragoza” (2º), en el que embarcó a finales de enero de 1969, tomando el relevo al capitán Fernando Unceta Arenal.
Después de un viaje al Mar Rojo, en el que se vivieron muchas tensiones, de regreso a Santa Cruz de Tenerife, el 8 de abril de 1969 le sobrevino un derrame cerebral que le provocó la muerte con apenas 40 años de vida. El capitán Barrasa había embarcado de forma circunstancial, pues por entonces ya había sido asignado a su nuevo puesto en el puerto de la Hondura –terminal marítima de CEPSA en el puerto de Santa Cruz de Tenerife– en unión del capitán Manuel Fernaud Machado.
En el plano familiar, José de Barrasa Sánchez contrajo matrimonio el 30 de diciembre de 1965 con María Jiménez Rossano, en ceremonia celebrada en Cádiz, de cuya unión nació su único hijo, José de Barrasa Jiménez. Fallecida su esposa muy joven a poco menos de dos años de matrimonio, en 1957 se trasladó a Santa Cruz de Tenerife con su hijo y su hermana Mercedes, que casó con José Ramón Muñoz de Bustillo Palazuelos, otro destacado capitán de CEPSA, residiendo primero en un inmueble de la calle Granados y después en la calle Manuel de Falla, en la capital tinerfeña. El 10 de junio de 1959 casó en segundas nupcias en La Laguna con Carmen de Cossío Estremera, hija de Mariano de Cossío, célebre pintor vallisoletano.






El capitán Barrasa estaba emparentado, como hemos visto, con la familia gaditana Muñoz de Bustillo, varios de cuyos miembros arraigaron en Santa Cruz de Tenerife: Pedro Muñoz de Bustillo y Muñoz de Bustillo, capitán e inspector de Flota de CEPSA; su hijo Antonio Muñoz de Bustillo Aguirre, capitán de CEPSA; su hermana Carmen, que casó con Alfredo Videa Ansoleaga, también capitán de CEPSA y desaparecido en circunstancias trágicas en marzo de 1980 en la explosión del petrolero “María Alejandra”; así como su cuñado José Ramón Muñoz de Bustillo Palazuelos, también capitán de CEPSA. Y hemos de citar a uno de sus mejores amigos, Laureano Mariz, oficial radiotelegrafista, que casó con Pilar Lojendio Crosa, hija de Rafael Lojendio Clavijo, otro relevante capitán de CEPSA, así como su hermano Sergio, asimismo capitán de la Compañía, como era conocida por quienes tuvimos vínculos con la citada empresa.
Gran amante de la lectura, la escritura, el cine y los toros, la familia gustaba de pasar las vacaciones en la localidad de Soto Iruz, cerca de Puente Viesgo, en Cantabria. Cuando comenzó su etapa profesional de marino mercante, en su equipaje llevaba gran cantidad de libros y siempre regresaba con unos cuantos más, pues en cada escala compraba todo lo que le interesaba. Disfrutaba de las escalas que hacía en puertos nacionales y del extranjero, interesándose especialmente por los sitios históricos.
Evocamos, pues, la memoria del capitán José de Barrasa Sánchez, gaditano de nacimiento y tinerfeño de adopción, donde arraigó merced a las circunstancias que hemos recogido en este relato de su vida. Un hombre cuyo nombre forma parte de la historia de la flota de CEPSA, la que fuera orgullo legítimo de sus tripulantes y de una ciudad, Santa Cruz de Tenerife, en la que tuvieron su base de operaciones durante 25 años -hasta la inauguración de la refinería del campo de Gibraltar- y a cuya matrícula naval pertenecieron algunos de sus barcos más destacados.





Fotos: Archivos de José “Pepo” de Barrasa Jiménez, Enrique García Melón y Juan Carlos Díaz Lorenzo