Uno de los edificios emblemáticos de Bilbao es el Edificio Aznar, sede de la destacada compañía naviera que tanto representó en la Marina Mercante española durante su existencia. El emplazamiento elegido evidencia el relevante protagonismo de la empresa y el poderío y la influencia de sus propietarios, en una época en la que Bilbao, como capital de Vizcaya y plaza fuerte de la industria nacional, lideraba uno de los episodios más destacados de la construcción naval y el tráfico marítimo.
Convertido en uno de los emblemas de la arquitectura de Bilbao, la construcción del Edificio Aznar comenzó en 1943 y finalizó en 1948, en tiempos de la presidencia de José Luis Aznar Zavala, a quien relevaría en la presidencia de la compañía, a partir de 1951 y hasta 1972 su hermano Juan Antonio Aznar Zavala, mientras el hijo primogénito de aquél, Eduardo Aznar Coste, asumió la dirección general del grupo naviero, al que también estaban vinculadas otras sociedades navieras, como NEASA, Naviera Vascongada y Naviera Bilbaína.
El proyecto del Edificio Aznar corresponde a los arquitectos Manuel Ignacio Galíndez Zabala y José María Chapa Galíndez y en el ángulo más agudo de la planta triangular tiene forma de barco, en una visión y funcionalidad arquitectónica muy acorde con la actividad de la empresa. Galíndez Zabala recurre a una arquitectura nacionalista, neoherreriana e historicista, de la que logra un edificio de reminiscencias nórdicas muy elaborado y sofisticado, que se convierte en el mejor edificio español de su tiempo.
Ocupa un solar de forma casi triangular situado en una posición estratégica, al inicio de los muelles de Uribitarte y al borde de la ría, entonces uno de los focos de intensa actividad portuaria y hace años reconvertido en uno de los grandes atractivos urbanísticos que tiene la villa de Bilbao. En su volumetría en ladrillo rojo y piedra destaca la esquina que tiene forma de proa de barco, como homenaje, según dijeron entonces sus autores, “a una de las actividades más gloriosas de nuestro pueblo”.
Cuando llegó el ocaso de Naviera Aznar a comienzos de 1983, en una época complicada para el negocio marítimo nacional e internacional –situaciones a las que los navieros vascos, en particular y los españoles, en general, están acostumbrados históricamente y donde unos pocos han sobrevivido, otros se han reinventado y otros han naufragado–, el Edificio Aznar pasó a la propiedad del Ayuntamiento de Bilbao y está dedicado desde entonces a servicios municipales.
El estado de conservación, como hemos podido comprobar, es excelente. Tiene una altura de ocho plantas y un semisótano, así como sendos torreones en la fachada principal y posterior que le imprimen una impronta de edificio de alto nivel simbólico y su proa navega señera en la ría del Nervión, a la que la familia naviera Aznar, en varias generaciones, está estrechamente vinculada.
Del edificio original, que evoca trazas racionalistas, persisten las escaleras que recorren en sentido vertical todo el edificio, la planta destinada a la atención al público, la sala de juntas y algunos de los despachos de dirección, así como también se conservan otros detalles interiores que tienen interés.
El ejercicio compositivo presenta estudiados detalles que realzan el esfuerzo y la visión compositiva de sus autores, en el que cada una de tres fachadas —a la plaza Venezuela, a la ría en la confluencia de Idígoras Acebal y Uribitarte y a la calle trasera— tiene un contexto especifico. A la plaza tiene la presencia de un palazzo italiano, a la ría adopta la curvatura de su alineación y a la calle posterior tiene una fachada neutra propia de un edificio de oficinas.
Referencias:
aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus
bilbaoarquitectura.com
bilbao.eus
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo