Para quienes amamos la historia de la Aviación y, por ende, a los aviones, la restauración exterior que ha hecho Binter Canarias del avión Douglas DC-7C “Seven Seas”, estacionado desde hace más de treinta años a la entrada del aeródromo de El Berriel (Gran Canaria), es una noticia agradable y merece nuestro reconocimiento. No es un hecho aislado en España, pero sí lo es en Canarias, donde, a excepción de la Base Aérea de Gando, no hay otro testigo igual en todo el archipiélago, pese a la importancia que el transporte aéreo tiene en la región.
Revisando nuestro archivo, observamos que el avión en cuestión es el último Douglas DC-7C “Seven Seas” construido. En su momento fue el cuatrimotor de pasajeros más avanzado de la industria aeronáutica norteamericana. Propulsado por cuatro potentes motores de pistón Pratt & Whitney R-3350 Turbo Compund, entró a competir tardíamente con el legendario Lockheed Super Constellation L-1049-G y precedió a los primeros reactores De Havilland Comet, Douglas DC-8, Boeing B-707 y Convair CV 880 y CV 990.
El avión que nos ocupa llegó a España de cuarta mano, en tiempos de la inolvidable Spantax, la compañía aérea fundada en 1959 por el legendario Rodolfo Bay, a quien tuvimos el honor de conocer y conversar detenidamente durante el trabajo de campo de nuestra obra titulada “Las Alas del Atlántico”. Adquirido en agosto de 1965 y matriculado EC-BBT, “voló sin descanso por toda Europa, África y Oriente Medio”, hasta que tomó su relevo la flota Convair CV990A “Coronado”, recuerda el comandante Francisco Andreu Plaza, entonces copiloto.
Este, en concreto, es el número de serie 45553/1038 del fabricante norteamericano Douglas Aircraft Corporation, en su factoría de Santa Mónica (California, EE.UU.). Entregado el 4 de noviembre de 1958 a Swissair (HB-IBP), en enero de 1962 pasó a SAS (SE-CCH, “Erik Viking”), aunque no llegó a entrar en servicio. En septiembre de ese mismo año se vendió a Japan Air Lines (JA6306, “City of Hong Kong”)., etapa en la que voló entre Japón y EE.UU., con escala en Honolulú (Hawai).
En servicio hasta diciembre de 1976, causó baja en marzo de 1978 y Rudy Bay lo donó en marzo de 1979 al Real Aero Club de Gran Canaria. El traslado hasta El Berriel se hizo por vía marítima desde la Base Aérea de Gando, por medio de unos flotadores bajo el fuselaje y las alas. Para ello se desmontaron los cuatro motores, consiguiendo aligerar pesos y después serían montados de nuevo cuando el avión quedó estacionado en su actual emplazamiento. Hubo un tiempo en el que fue reclamo publicitario de la marca de cigarrillos Rothmans y también lo estuvo pintado con la marca alemana Blaukpunkt. La última vez que lo vimos estaba en deplorable estado de abandono con restos de pintura roja.
Según los datos consultados, Douglas Aiscraft Inc. fabricó 338 aviones DC-7 en sus diferentes versiones, de ellos 72 como el que nos ocupa. Al menos 75 resultaron accidentados por diversas causas, 239 fueron desguazados y cinco figuran como museos. Mide 34,58 m de largo y 38,86 m de envergadura. Propulsado por cuatro motores P&W de 3.450 caballos de potencia cada uno, que le permitía mantener una velocidad de crucero de 550 km/h a un techo de 20.000 pies. En su época suiza alojó a 75 pasajeros, que llegaron a ser 102 en Spantax y tenía un radio de acción de 6.450 kilómetros.
Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2001). “Aviones en los cielos de Canarias”, pp. 51-52. Tomo III de la obra La Aviación en Canarias. Iberia-Binter Canarias.
Fotos: AirTeamImages.com, geta-o.jp, Antonio Camarasa (aviationcorner.net), Ralph Kunadt, Roger Soupart (aviationcorner.net) y Binter.