De la mar y los barcosDestacado

El segundo “Bailén” (1975-1988)

Con 36 años de vida marinera sobre sus cuadernas, en 2012 se fue de la mar para siempre el buque petrolero español “Bailén”, segundo con este nombre en la historia de la flota de CEPSA. Y lo hizo, según leemos en Marine News, a manos de la sociedad de desguaces Bajrangbali Ship Breakers, en Alang (India), a donde arribó el 20 de febrero del citado año. Su último viaje lo hizo con el nombre de “Hardt”, abreviatura de su anterior nombre, “Eckhardt”, que ostentó desde 2003 cuando enarboló la contraseña de la compañía Lavorni Shipping Ltd. Corp., con sede en Guinea Ecuatorial.

Casi cuarenta años atrás, la participación de CEPSA en Asfaltos Españoles (ASESA), así como la producción de asfaltos en las refinerías de Tenerife y Algeciras, y la demanda de este tipo de productos en el mercado nacional, portugués y en otros países, determinó la decisión de CEPSA de construir un nuevo buque especializado.

La construcción del nuevo asfaltero se contrató en el astillero Cantábrico y Riera, de Gijón, donde se puso a flote el 13 de marzo de 1975 con el nombre de “Bailén”. La construcción número 118 tomó forma en dique seco, sobre picaderos, por lo que no se produjo la botadura tradicional con el deslizamiento sobre la grada. En la ceremonia de flotadura actuó de madrina Elisa Bombín de Cerón, esposa del entonces ministro de Comercio.

De 5.542 toneladas brutas, 3.742 toneladas netas y 9.463 toneladas de peso muerto, medía 120,20 m de eslora total -113 m de eslora entre perpendiculares-, 18,50 m de manga, 8,80 m de puntal y 7,59 m de calado máximo. Podía cargar 9.943 metros cúbicos de combustible y estaba propulsado por un motor Werkspoor 6TM8-410 –fabricado, bajo licencia, en la factoría San Carlos, en Cádiz–, de 4.000 caballos de potencia y 12,5 nudos de velocidad. Código IMO 7387017.

Para el mando del nuevo buque, CEPSA designó al capitán Alfredo Videa Ansoleaga [1] y al jefe de máquinas Jacinto Díaz Hernando. Dado que el barco fue puesto a flote en avanzado estado de armamento, las pruebas de mar se realizaron a principios de abril con resultados satisfactorios.

El 7 de mayo siguiente arribó en viaje inaugural al puerto de Santa Cruz de Tenerife, atracando en el dique del Este, donde fue presentado a las autoridades y a los medios de comunicación de la provincia.

Francisco Ayala, en la sección “El puerto es lo primero” del periódico “El Día”, escribe:

“A los que dudan de los insospechados progresos de la industria naval española, podríamos llevarlos a este barco modesto, sin pretensiones, que acaba de ponerse en servicio y que lleva un nombre ligado desde hace muchos años a la historia del puerto de Santa Cruz de Tenerife: Bailén”.

“Pero, está visto que no puede conocerse bien un barco hasta que se va a bordo y se recorren todos sus rincones. El ‘Bailén’ no es lo que parece a simple vista. Lo que parece es un petrolero de línea más o menos clásica, no muy grande y sin muchos elementos exteriores que lo diferencian de los demás”.

“La diferencia está en la dotación, en sus modernísimos medios y hasta en la concepción de su cámara. De mano de su capitán, Alfredo Videa Ansoleaga, un vasco arraigado en Tenerife desde hace quince años por razón de matrimonio, hemos recorrido el barco. Y aunque se piense que en un petrolero tiene poco que ver, no es así sobre todo cuando el barco posee cosas nuevas” [2]. Entre los tripulantes se encontraba el radiotelegrafista Francisco Díaz Millares, que llevaba entonces 33 años en CEPSA y que había pertenecido a la tripulación del primer “Gerona”.

En sus primeras singladuras, el nuevo “Bailén” sustituyó al petrolero “Ciudad Rodrigo”, que se encontraba en su varada anual. En su primer viaje, el 4 de mayo, cargó 8.400 toneladas de fuel para la factoría de DISA en Melenara. El día 10 repitió viaje, con 1.600 toneladas de diesel para Las Palmas y 6.800 toneladas para Melenara. El día 15 arribó a El Aaiún con un tercer cargamento para Fos Bucráa, continuando a Las Palmas con el resto de la partida.

Un año después de su puesta en servicio se produjo un grave accidente, que estuvo a punto de ocasionar la pérdida del buque. El 27 de marzo de 1976, cuando salía de dique seco después de pasar su primera revisión anual de garantía, debido al fuerte tiempo reinante del nordeste y el empeoramiento de la mar, se rompió una estacha de uno de los remolcadores y derivó de popa encallando sobre unas rocas a la salida del canal. Al mismo tiempo, el remolcador “Rubín” resultó empujado hacia una zona de menor calado y quedó varado sobre el lecho submarino y cubierto por las aguas en la pleamar. No hubo que registrar víctimas, aunque sí cuantiosos daños materiales.

En la pleamar del día 30, y con la ayuda de los remolcadores “Peñas”, “Torres” y “Jove”, con base en Gijón, y el remolcador “Iñigo L.T.”, de Avilés, se procedió al reflotamiento del “Bailén”, siendo trasladado a la dársena del astillero y posteriormente al dique seco donde efectuó reparaciones. Al día siguiente y aprovechando también la pleamar, el remolcador “Peñas” rescató al “Rubín”, siendo también conducido a dique seco.

Reincorporado al servicio después de una reparación de importancia, la vida marinera del buque “Bailén” transcurrió con normalidad transportando cargamentos de asfalto y fuel-oil desde las refinerías de Tenerife, Tarragona y Algeciras a diversos puertos españoles, así como a Portugal, norte de Europa, EE.UU. y Nigeria, entre otros.

En abril de 1988, con motivo de la venta de la flota de CEPSA, el buque “Bailén” pasó a la propiedad de Marítima Petrolquímica (Mar Petrol) y en junio de 1989 recibió el nuevo nombre de “Mar Victoria”. Resultado de aquella operación que significó el final de toda una etapa de la historia de la Marina Mercante española, a la contraseña de la citada Mar Petrol, que entonces poseía los buques gemelos “Eloísa” y “Leticia”, pasaron también los buques “Monteleón”, “Moncloa”, “Talavera”, “Astorga” y “Albuera”, si bien estos tres últimos estaban fletados a la primera en régimen de “bare boat” desde su puesta en servicio. En el transcurso de 1988 y 1989 fueron rebautizados con los nuevos nombres de “Mar Almudena”, “Mar Cristina”, “Mar Sofía”, “Mar Caterina” y “Mar Patricia”.

En octubre de 1995 el buque-tanque “Mar Victoria” fue adquirido por la compañía Orient Ship y rebautizado “Petramar”. En abril de 2000 lo compró Nicaro Shipping Co. Ltd., y a partir de entonces navegó con el nombre de “Larisa”. En estas dos etapas realizó varias escalas en el puerto tinerfeño para cargar asfalto en las instalaciones de la refinería de CEPSA.

En agosto de 2003 lo adquirió la sociedad Lavorni Shipping Ltd. Corp., de Guinea Ecuatorial y por espacio de ocho años más navegó con el nombre de “Eckhardt” por aguas del Golfo de Guinea y abanderado en Belize, operado por la compañía belga Maritec. Y así permaneció en la mar hasta su reciente desguace, como comentábamos al principio de esta crónica en su memoria.

Fotos: Fred. Miller II (shipspotting.com).

[1] Capitán al mando del petrolero «María Alejandra», figura en la lista de los tripulantes desaparecidos tras la explosión que hundió al buque el 11 de marzo de 1980.

[2] El Día, 8 de mayo de 1975.

Anterior

Ejercicio de botes al agua

Siguiente

Grandes tragedias navales: “Principessa Mafalda” (1927) / 1