Tiene Aena escaso o nulo interés por la conservación del patrimonio aeronáutico español. En función de quien esté al frente de este o aquel aeropuerto, o en la cúpula del ente, en líneas generales importa poco o nada la preservación de inmuebles y aviones que representaron un hito en su época. Hay algunas excepciones, como el Museo Aeronáutico de Málaga, que ocupa la terminal y unos terrenos de la zona aeroportuaria de aquella provincia, pero es un caso excepcional y tiene mucho que ver con el extraordinario e impagable trabajo de Luis Utrilla Navarro, que en estos días se ha jubilado.
Es el caso del aeropuerto Tenerife Norte, desde 2007 está en estado de abandono en la zona de simulacros, un avión Vickers Viscount (EC-DXU) de Líneas Aéreas Canarias (LAC). Una compañía promovida por empresarios canarios –entre ellos Antonio Armas Fernández–, que supuso el primer intento serio para introducirse en el tercer nivel de Canarias, al que la legislación y la falta de voluntad política impidieron entonces que tuviera éxito.
Este avión, restaurado solo por fuera –en su interior ha sido desvalijado– podría ocupar un espacio más decente y meritorio en el entorno aeroportuario tinerfeño y haría honor a lo que representó hace cuarenta años.
Hubo, en su día, una idea del presidente de Binter, Rodolfo Núñez Ruano, para su posible recuperación y repintado con la imagen corporativa de la aerolínea canaria, en una iniciativa similar a la realizada con el avión Douglas DC-7 C Seven Seas posicionado a la entrada del aeródromo de El Berriel, pero la iniciativa no ha prosperado. Del mismo modo que el citado avión situado en Gran Canaria también dejó de tener la imagen de Binter.
Foto: Jerónimo Rodríguez Rosales

 
									 
					

