La vida nos ha puesto en el camino a personas de entrañable memoria y recuerdo y una de ellas se llama Roberto Echevarría Reyes, que fue desde 1972 cónsul general honorario de Finlandia en Sevilla. Personalidad destacada y muy reconocida en la capital fluvial del Guadalquivir, empresario de vasta y dinámica trayectoria, amó a su familia, a Sevilla, a Andalucía, a España y a Finlandia por igual.
Continuador de la Agencia Marítima Echevarría, que fundara su padre Manuel Echevarría en 1952, llevó su empresa a un elevado listón del que ahora su hijo Roberto Echevarría Rodríguez es su fiel continuador. Hoy, la empresa familiar es un operador logístico de gran confianza en carga de graneles industriales y un referente sectorial en Andalucía.
A Roberto Echevarría Reyes le conocimos hace casi veinte años, recién nombrado entonces quien suscribe cónsul de Finlandia en Tenerife. Desde el principio empatizamos con cercanía, claridad y elegancia en el trato y entablamos una amistad entrañable que tiene continuidad con su hijo, estimado amigo y colega.
Reconocido como el decano de los empresarios del puerto de Sevilla, dedicado a la consignación de buques, el despacho de aduanas y la estiba de mercancías, ha sido una figura clave en la historia contemporánea de la actividad portuaria sevillana.
Roberto Echevarría Reyes se incorporó a la empresa familiar cuando tenía 16 años y desde entonces mantuvo una trayectoria destacada que lo convirtió en un empresario respetado y emblemático.
A lo largo de su dilatada vida profesional fue testigo de momentos de gran trascendencia en la historia del puerro de Sevilla, como la inauguración de la esclusa y el tapón de Chapina, el auge de Astilleros de Sevilla desde los tiempos de la Empresa Nacional Elcano y AESA —incluida la serie de buques tipo bulkcarrier construidos para Finlandia—, el proyecto del canal Sevilla-Bonanza o el cierre de los históricos muelles del Arenal, Turismo y Nueva York.
Sevillano hasta la médula y andaluz fecundo, destacó por su vinculación a la vida social y cofrade, de forma que entre 1992 y 2000 ejerció como Hermano Mayor de la Hermandad de Las Cigarreras, de la que ostentaba en la actualidad el honor de ser hermano número 1 de su corporación.
Roberto Echevarría Reyes era una persona entrañable, de principios donde primaba el orden y el respeto, de querer ser más y mejor persona sin hacer daño a los demás, con amplias muestras de generosidad, honradez, sencillez y muy trabajador.
En la actualidad la empresa que heredó de su padre y continúan sus hijos Roberto y Alejandro, con sede en el muelle de Tablada, mantiene un papel estratégico en el comercio marítimo sevillano, especialmente en la importación y exportación de productos siderúrgicos, consolidando la reputación de un apellido manifiestamente inseparable de la historia contemporánea del puerto de Sevilla.
Descanse en paz.
Foto: cedida

 
									 
					

