El cineasta palmero Jorge Lozano van de Walle recreó con su magistral maestría la leyenda del Salto del Enamorado, que aconteció, según la tradición, en un risco de La Galga situado entre impresionantes barrancos del municipio de Puntallana, conocido, precisamente, con dicho topónimo en homenaje a un amor imposible.
Dice la leyenda que se le conoce como el Salto del Enamorado a la prueba de amor de un pastor hacia una joven que le rechazaba sin cesar. Ante su insistencia, le propuso que debía dar tres vueltas al vacío desde un risco mientras apoyaba sus manos sobre una lanza. Si superaba la prueba con éxito, la joven lo aceptaría.
En la primera vuelta el pastor gritó “en el nombre de Dios”; en la segunda, “en el nombre de la Virgen” y en la tercera, “en el nombre de mi dama”. Pero en el tercer intento, el joven pastor se precipitó al vacío y su cuerpo nunca se encontró. La desdichada joven perdió la cordura y vivió el resto de su vida con gran amargura.
Desde entonces, para recordarlo, el risco se le conoce como El Salto del Enamorado. Y allí, junto a un magnífico mirador y una estatua que recuerda esta aciaga leyenda de amor, el saltador palmero Antonio Cabrera demuestra mejor fortuna captado en pleno lance por el fotógrafo palmero y hermano suyo, Facundo Cabrera.
Foto: Facundo Cabrera para puentedemando.com

 
									 
					

