Interesante imagen, y poco conocida, del cuadro de control de los motores del hidroavión alemán Dornier Do X, un intento de un avión trasatlántico cuya existencia estuvo salpicada de diversos problemas e incidentes. La operativa de este gigantesco avión alemán de la época requería de un número importante de tripulantes, entre ellos un ingeniero para que se ocupase de la parte referida al control de los motores en vuelo.
Proyectado por Claudius Dornier, en julio de 1929 realizó su primer vuelo en el lago Constanza. Estaba propulsado por doce motores radiales Siemens Jupiter de nueve cilindros 500 caballos de potencia y montados en pares en seis góndolas. Los controles de los motores tenían una alta complejidad, de modo que el piloto no tenía control directo, por lo que transmitía los comandos de los motores a un ingeniero de vuelo a través de un telégrafo.
Los motores refrigerados por aire demostraron que tenían poca potencia y el avión no podía elevarse más de 500 pies a plena carga. Razón por la que fueron sustituidos por doce motores Curtiss Conqueror de 12 cilindros, de 600 caballos de potencia cada uno y refrigerados por agua, que le permitieron alcanzar una velocidad de 100 nudos y ascender a una altitud de unos 2.000 pies a plena carga. Registro que estaba bastante por debajo de la altitud de crucero de diseño de 10.000 pies y un consumo considerable, de 400 galones a la hora, por lo que su primer vuelo de larga distancia consistió en una sucesión de saltos cortos para asegurar el reabastecimiento.
Foto: Bundesarchiv Bild 102 10658 CC BU-SA 3.0

