Treinta años después de la erupción de 1949, reconozco que de manera inconsciente por desconocimiento, descendí junto a otro caminante a la profundidad máxima de Hoyo Negro, uno de los tres cráteres del Volcán de San Juan. Allí me fotografié junto a una columna humeante, caliente y con cierto olor a azufre.
Desde esa época, influenciado por las historias que me contaron familiares y vecinos de los acontecimientos penosos de la erupción, recorrimos todos y cada uno de los siete volcanes históricos de la Isla. Los cráteres de Montaña Quemada, Hoyo del Fuego, Hoyos Juntos de Jedey, Montaña Negra, Bocas de San Antonio, Llano del Banco, Duraznero y Teneguía.
Recuperamos las crónicas de los historiadores y el aporte del geólogo Martel Sangil que hizo en el libro «Volcán de San Juan, Nambroque o Las Manchas», así como los datos aportados por el otro geólogo, Bunelli Rubio, que analizó de manera sutil las evoluciones de la erupción que arruinó la zona más habitada (El Cantillo) y más productiva (El Cercado) de Las Manchas. Todos estos análisis los expusimos, sólo con ánimo divulgativo, en el periódico “El Día”.
Este volcán, Tajogaite, es distinto. Con simples aportes visuales se aprecia la enorme diferencia de magnitudes.
Llevamos días leyendo anuncios de expertos utilizando palabras o frases que asustan: el Peinpal, del Cabildo, dijo que no se descarta una reactivación de la actividad volcánica de este volcán. Que se estaban manifestando movimientos de magma en el subsuelo preocupantes. Se abría la veda.
Ayer, una conocida publicación digital, seguida por casi todos los habitantes del Valle anunciaba que ya se podía hablar sin lugar a dudas de que se reactiva el volcán.
Compartí el enlace sabiendo que todo el mundo ya estaba en grado máximo de preocupación porque, por mucho que maticen Peinpal y Volcanes y Ciencia, el terror se nos metió en el cuerpo: desde ayer y desde la semana pasada cuando Peinpal habló de la reactivación.
Escribí que ninguno de los volcanes históricos había tenido un comportamiento similar. La historia también enseña. Eliminé después el enlace para no contribuir a aumentar una alarma que a los habitantes de La Palma no nos sirve. Nos enferma.
Hoy tengo la completa seguridad que Tajogaite no volverá a reactivarse en forma de nuevas bocas que inunden de nuevo el Valle. Porque la historia, aunque humana, también es ciencia. Habrá más volcanes en esta Isla pero será dentro de cinco, veinte, ochenta o doscientos cuarenta y siete años. Ahora lo que toca es saber qué va a hacer la Administración con Puerto Naos y La Bombilla, cuándo van a abrir las 24 horas la carretera que une Las Manchas, El Remo y Las Norias con La Laguna, qué va a pasar con las ayudas a propietarios afectados y cuándo tiene previsto el Gobierno de Canarias ejecutar las obras de la LP-2 sepultada por la lava entre Las Manchas y Tajuya.
Cuando vuelva otro volcán avisará con fuertes temblores una o dos semanas antes. No hace falta ninguna otra previsión. Y los que vivan otra erupción sabrán que no deberán hacer caso al lugar que indiquen los expertos. El volcán ocurrirá entre La Punta de Fuencaliente y Birigoyo, más o menos.
Es la historia. No hace falta nada más.
Foto: IGN

