En la década de los años setenta, cuatro grandes navieras españolas contrataron con la Empresa Nacional Bazán la construcción de siete buques petroleros destinados al abastecimiento de crudo a las refinerías españolas. Dos de ellas, CEPSA y REPSOL, aseguraban con su flota propia una parte de los suministros y la Empresa Nacional Elcano y Naviera Vizcaína atendían contratos de larga duración.
CEPSA contrató tres petroleros de 173.000 TPM, que tomaron forma cuando la crisis del petróleo dejaba sentir sus efectos y se entregaron con retraso sobre las fechas contractuales, debido a la conflictividad laboral que afectaba a la industria naval española de la época. Se trataba de una evolución del proyecto del petrolero “Álvaro de Bazán”, aunque propulsados por turbinas de vapor, lo que motivaría tiempo después su sustitución por motores diésel, en un empeño por abaratar costes de explotación.
Inscritos en la matrícula naval de Algeciras, los tres petroleros de CEPSA recibieron los nombres de “Gerona”, “Valencia” y “Lérida”. El segundo de ellos, construcción número 154 del astillero de la Empresa Nacional Bazán en Ferrol, resbaló por la grada el 21 de diciembre de 1976 y el 24 de noviembre de 1977 realizó las pruebas de mar. Para el mando del nuevo buque, CEPSA designó al capitán Amós Quijada Guijarro y al jefe de máquinas Jesús Goyogana Aguirreamalloa. El 28 de noviembre arribó por primera vez al puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde se celebró una recepción.
De 92.345 toneladas brutas, 67.941 toneladas netas y 173.258 toneladas de peso muerto, medía 290,68 m de eslora total –275 m de eslora entre perpendiculares–, 46 m de manga, 24 m de puntal y 18,60 m de calado máximo. En 20 tanques podía cargar 208.209 metros cúbicos de crudo y estaba propulsado por dos turbinas Bazán-Kawasaki VA 350, que tomaban vapor de dos calderas de alta presión y desarrollaba una potencia de 32.000 caballos sobre un eje, lo que le permitía mantener una velocidad de 16 nudos.
El petrolero “Valencia” fue el primero de la serie de la flota de CEPSA que reconvirtió el equipo propulsor. Los trabajos se efectuaron en el astillero de Sakai y tuvieron una duración de 125 días, desde el 22 de marzo de 1981 hasta el 27 de julio del mismo año. Las turbinas de vapor fueron sustituidas por dos motores Hitachi-MAN, fabricados en la factoría Sakurajima, Osaka (Japón), con una potencia de 25.320 caballos acoplados a una reductora, que le permitía mantener una velocidad de 15 nudos. Paralelamente se realizaron trabajos de lastre segregado, de modo que la capacidad de carga quedó 198.866 metros cúbicos en 15 tanques. Tras su rearqueo, resultó un buque de 69.913 toneladas brutas, 53.790 toneladas netas y 152.119 toneladas de peso muerto. Código IMO 7387005.
En el historial del petrolero “Valencia” destaca el incidente acaecido a finales de julio de 1984, cuando navegaba por el Mar Rojo rumbo al Pérsico y una explosión submarina causó una fuerte sacudida, lo que sorprendió a su tripulación que en su mayoría se encontraba descansando. La detonación levantó literalmente la popa del buque, que iba en lastre, y el impacto contra el agua originó una fuerte vibración que causó cierto pánico a bordo. Se apreciaron daños de alguna consideración en la sala de máquinas, donde quedó afectada la alineación de los ejes de los turboalternadores, lo que obligó a moderar la velocidad hasta su llegada al puerto de Jeddah, donde tenía previsto el suministro de combustible.
La onda expansiva afectó, asimismo, a los equipos radioelectrónicos del buque, pero no a las comunicaciones por satélite, sistema que entonces estaba recientemente instalado a bordo, lo que permitió que el capitán Sabino Jurado Spuch pudiera comunicarse con la central de CEPSA en Madrid, y enviar un mensaje de tranquilidad a los familiares de los tripulantes, en su mayoría residentes en Tenerife.
Posteriormente, el Lloyd’s confirmó que el petrolero español “Valencia” había sido alcanzado por la explosión de una mina, pese a que las autoridades egipcias habían negado su existencia a lo largo del canal de Suez, si bien reconocieron que, al menos, cuatro barcos, entre ellos el buque español, habían sufrido daños por los efectos de explosiones que más tarde fueron identificadas como “realizadas por expertos en prospecciones petroleras”.
En abril de 1988 el petrolero “Valencia” se vendió a Naviera Maersk España y en 1989 se renombró “Maersk Valencia”. En 1991 pasó a la propiedad de Naviera F. Tapias y recuperó su nombre original. Un año después se revendió a Kappa Maritime (Transoil Shipmanagers), siendo renombrado “Valencia Star” y así permaneció hasta el 27 de abril de 1996, fecha en la que arribó a Gadani Beach (Pakistán) y se procedió a su desguace.
Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2006). La estela del petróleo, p. 234. Consejería de Industria, Comercio y Nuevas Tecnologías del Gobierno de Canarias, Santa Cruz de Tenerife.
Foto: archivo de José de Barrasa Jiménez

