Corría el año 1879 cuando en los astilleros de Willian Charland de Quebec (Canadá) era puesta a flote una fragata de tres palos a la que sus armadores J.G. Ross pusieron el nombre de “Geraldine”, pasando a ser inscrita en la matrícula de dicho puerto. Su casco estaba construido en madera de roble y su obra viva forrada de cobre para evitar los efectos de la broma (teredo navalis)
Sus dimensiones eran: Eslora 59,50 metros; Manga 11,50 metros; Puntal 7,00 metros; desplazamiento 1.162,92 toneladas.
En el año 1890 es comprada por la sociedad Catasús y Compañía, cuyos propietarios eran los hermanos Pere, Antoni y Josep Catasús y su primo Josep Planas, que la habían fundado en Barcelona a su regreso en 1877 de La Habana, donde habían regentado diversos negocios.
En el año 1879 instalaron una de las primeras refinerías de petróleo de España en el puerto de Barcelona. Para el transporte de los productos necesarios para su actividad como para la comercialización de los mismos, compraron en el año 1890 la fragata “Geraldine”, a la que dieron el nombre de “Villa de Sirges” pasando a engrosar la lista de embarcaciones del puerto de Barcelona; en el año 1891 compraron la fragata alemana “Henriette” a la que dieron el nombre de “Perla de Sitges” y en el año 1892 les fue entregado el vapor petrolero “Ciudad de Reus”.
Tanto la “Villa de Sitges” como la “Perla de Sitges” se encargaban del traslado de petróleo en bidones desde Estados Unidos hasta las instalaciones en el puerto de Barcelona.
En el mes de junio de 1896, la “Villa de Sitges”, en el curso de un viaje de Bilbao a Cardiff, embarranco en la costa de Burdeos en las proximidades de la desembocadura del rio Gironda, la tripulación fue recogida en estado deplorable por el vapor “Solís” trasladándolos al puerto de Bilbao donde fueron atendidos por las autoridades y posteriormente se les facilitó medio de transporte a sus localidades. Afortunadamente la no acabo perdiéndose y pudo ser recuperada por sus armadores que lo remolcaron a puerto donde fue reparado y puesto de nuevo en estado de navegación.
Una año después la “Villa de Sitges”, que es sobre la que versa este artículo, es vendida al súbdito francés G. Beaumartin, el cual cambió el pabellón de la misma, pasando a la matrícula de Burdeos (Francia), y cambiado su nombre por el de dicha localidad “Bourdeaux”. Por su nuevo armador siguió siendo empleada en el tráfico comercial entre distintos puertos de Europa, trasladando entre otras mercancías carbón.
En el mes de octubre del mismo año, cuando se encontraba navegando a unas cuarenta y cinco millas al Noroeste de las costas de Galicia, sufrió los embates de un violento temporal que tuvo lugar entre los días 28 y 29, como consecuencia de los golpes de mar, resultaron derribados los palos y arrancadas de los mismos las velas, causándole a su vez numerosas vías de agua, quedando como consecuencia sin gobierno y a la deriva, hasta que fueron avistados por el vapor ingles “Juan Wood” que tras arriesgadas maniobras consiguió hacerle firme un remolque, poniendo a continuación rumbo al puerto de A Coruña en el cual entraron el día 4 de noviembre.
Realizaba viaje de Cardiff a Pouf con carga de carbón, por su parte el vapor salvador se dirigía a Niza con igual carga. Curiosamente el cargamento el carbón que transportaba el “Bourdeaux” era de Cardiff, mineral que posteriormente almacenarían sus bodegas hasta su desguace. La tripulación estaba comandada por el capitán Blanchar, el cual temió un triste final en su navegación.
Sus desdichas no finalizaron aquí, tras quedar fondeada por decisión de su armador en el puerto de A Coruña, hasta que le encontrase un destino, el día 3 de diciembre del mismo año fue abordada por el vapor de la Compañía Trasatlántica Española “Alfonso XII”, que en su embestida le arrancó el botalón de proa.

Tras este nuevo incidente el “Bourdeaux” permaneció fondeado en el puerto de A Coruña, hasta que su armador en el año 1898 encontró un comprador, que no era otro que Placido Castro Rivas, propietario de una concesión de depósitos flotantes de carbón en el puerto de Corcubión.
Por escritura otorgada el día 2 de julio de 1898 en el Viceconsulado de Francia en La Coruña y presentada en la Ayudantía de Marina de Corcubión por D. Placido Castro Rivas, paso a ser de su propiedad para ser utilizado como deposito flotante de carbón para el que estaba autorizado por Real Orden de 5 de enero de 1893. El importe de la compra ascendió a la suma de veinticinco mil pesetas.
En el año 1900 pasó a formar parte de la Compañía de los Depósitos de Carbón del Cabo Finisterre que había sido fundada por su anterior propietario en unión del empresario Adolfo Cadaval y Muñoz, perteneciendo a dicha sociedad hasta el año 1917.
El 18 de marzo de 1901 quedó inscrito en el folio número 1 del registro especial de la Comandancia de La Coruña.
El 18 de octubre de 1904 pasó a ocupar el folio número 1 de la lista de artefactos y pontones de la Ayudantía de Marina de Corcubión.
Según datos recabados, por su propietario se iniciaron trámites para cambiar el nombre de “Bourdeaux” por el de “Hermitas” (era el nombre de su hija), pero este cambio no debió ser autorizado, ya que no consta en el registro de la lista de artefactos y pontones de la Ayudantía de Marina de Corcubión dicho cambio.
Según declaración hecha por Placido Castro Rivas, en escritura de 5 de noviembre de 1918 ante el notario de esta villa D. Jesús Fernández Abelenda, la propiedad de esta embarcación pasó a la Compañía General de Carbones S.A. domiciliada en Barcelona. Quedando registrado dicho cambio de titularidad en fecha 6 de noviembre de 1918.
En el año 1918 la Compañía General de Carbones pidió autorización su traslado a la ría de Vigo con el fin de reemplazar al pontón “Cawdor” que había sido vendido y al encontrarse sin actividad en la estación carbonera de Corcubión, debido a la disminución del tráfico mercante como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Tras efectuar diversas averiguaciones desconocemos si este traslado llego a efectuarse.
Como dato para corroborar la anterior suposición el 22 de julio de 1922 el Ayudante de Marina de Corcubión remitía escrito al Gerente de la Compañía General de Carbones en dicho puerto para conocer el destino que tenía en esas fechas el pontón.
El 23 de febrero de 1926 mediante escrito del comandante de Marina de la Coruña remitido al Ayudante de Marina de Corcubión comunicaba que se le ordenase a la Compañía General de Carbones varar y calafatear el “Bourdeaux”/”Burdeos”.
En la varada del año 1926 no se debió encontrar en muy buen estado el casco y un año después de haberlo efectuado la Compañía General de Carbones mediante anuncios publicados en varios periódicos de la época anunciaba la venta para desguace del mismo, que se encontraba fondeado en Corcubión, previamente habían solicitado al comandante de Marina de la Coruña autorización para su varada para dichos menesteres.
El 7 de marzo de 1927 en contestación a solicitud de la Compañía General de Carbones, el comandante de Marina de la Coruña le comunicaba que su solicitud para varar para desguace el pontón en la playa debía remitirla al Director General de Navegación.
En agosto de 1927 en anuncio publicado en la Voz de Galicia se anunciaba la venta de dos palos de hierro, molinete, curvas, cabillas y clavos de hierro y latón o bronce, plomo fundido, maderas de pino, tea blanco y rojo, leña, tubería de caldera, recolector de vapor y bidones de hierro procedentes del desguace del pontón, para información sobre estos materiales debían ponerse en contacto con D. José Vázquez Iglesias de Corcubión.
En fecha 2 de agosto de 1930 causo baja en la lista de artefactos y pontones de Corcubión, por haber finalizado su desguace en la playa de Quenxe de Corcubión el día 30 de junio de 1930, poniendo así fin a 51 años de historia en los que paso de navegar enfrentándose a los duros temporales del océano Atlántico a estar fondeada plácidamente en la ría de Corcubión suministrando carbón a los vapores que surcaban las rutas comerciales próximas a las costas gallegas.
Fuentes:
Biblioteca Virtual de prensa histórica.
Biblioteca Nacional de España
Blog Vida Marítima de Vicente Sanahuja Albiñana
Libro “Carboneando en Corcubión” del autor.
Artículo “Plácido Castro Rivas, pioneiro no carboneo a flote no estado”, del autor publicado en la revista “Nova Ardentia” de Culturmar y en el blog historiasdebarcosyveleros.blogspot.com
Archivo Histórico Universidad Santiago de Compostela. Protocolos Notariales de Corcubión.
Archivo Histórico antigua Ayudantía de Marina de Corcubión.
Fotos: archivo de Aquiles Garea