El puerto de Las Palmas de Gran Canaria ha celebrado el 20º aniversario de la primera escala del gigante “Queen Mary 2”, en enero de 2004, como cabría esperar, con la unión de la Autoridad Portuaria y ACCOMAR y la coincidencia del emblemático barco. Todo lo contrario de lo que ha hecho del puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde, al igual que en el puerto vecino, la presencia de este buque en su viaje inaugural hace veinte años fue todo un acontecimiento. Hasta el punto de que colapsó el tráfico en la Avenida de Anaga y alrededores, como también sucedió en el muelle de Santa Catalina, donde miles de personas se acercaron a verlo de cerca en su atraque.
Es realmente penoso y lamentable que el puerto de Santa Cruz de Tenerife permanezca ajeno e impasible a este tipo de acontecimientos. Parece que son hechos que importan poco o nada y eso que Cunard es uno de los clientes más fieles y antiguos del puerto tinerfeño, desde hace más de un siglo.
Tome nota el presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, Pedro Suárez López de Vergara, de quien valoramos algunos esfuerzos, pero lamentamos este tipo de descuidos imperdonables de quienes conforman su equipo “de confianza”, más bien interesados en pasárselo bien en ferias y saraos varios. A los hechos nos remitimos. Hay que trabajar más.

Fotos: cedidas




4 comentarios
Ya sucedió con el 50 aniversario de la primera escala del trasatlántico norteamericano «United States» de 301,8 m de eslora, que atracó en Santa Cruz de Tenerife el 21 de febrero de 1968. Fue la primera de tres escalas turísticas que pasaron sin pena ni gloria. Lo único que se destacó del revolucionario trasatlántico fue que venía de ganar la Cinta Azul del Atlántico de velocidad, lo cual no era cierto pues ya la había ganado durante su viaje inaugural el 3 de julio de 1952, llegando a alcanzar una velocidad máxima de 35,59 nudos, arrebatándosela al «Queen Mary» (1936), que fue su anterior poseedor durante 12 años.
El «United States» sigue ostentando ese récord, y por tanto sigue siendo también su legítimo poseedor, aunque actualmente languidece desde hace décadas abandonado y cubierto de herrumbre en Filadelfia sin que se tome ninguna decisión sobre su futuro.
La Blue Riband o Cinta Azul, se concede desde 1830 al trasatlántico más veloz en cruzar el océano Atlántico desde Nueva York (buque-faro «Ambrose») al Reino Unido (punta de Land’s End, en el extremo suroccidental de Inglaterra). En la lista de ganadores hay nombres tan ilustres como «Queen Mary», «Normandie», «Rex», «Bremen», «Mauretania», etc.
La competición para transportar pasajeros a través del Atlántico entre Europa y Norteamérica se desarrolló básicamente entre buques británicos y alemanes, con escasos representantes de otros países como Francia, Italia o Estados Unidos.
También nuestras autoridades portuarias y otras instituciones tinerfeñas, han olvidado a los «Cap Polonio», «Cap Arcona», «Columbus», «Homeric», «France», «Augustus», «Robert Ley», y a otros cientos de buques de pasaje, de línea regular, emigración y cruceros de turismo como «Venus», «Stockholm», «Santa Maria», «Cabo de Hornos», «Lyautey», «Cabo San Roque», «Irpinia», «Surriento», «Ancerville», «Cabo San Vicente», «Marqués de Comillas» y muchos más, que aún permanecen en el recuerdo de todos los que amamos el puerto. Al menos un poco más que quienes lo han dirigido durante casi 30 años.
Es de justicia reconocer, y agradecer, que gracias a los bien documentados libros de Juan Carlos Díaz Lorenzo, se ha logrado salvar casi toda la valiosa información que se conserva sobre la actividad portuaria (mercante, pesquera y naval) en Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma.
Yo recuerdo ese día, en el que atracó por primera vez en Tenerife, trabajaba en el desaparecido Acentejo.
Tenerife vive de espaldas al mar, sobre todo S/C que nació y creció gracias al puerto, pero que desde hace ya tiempo desprecia su origen.
Tiene razón; estoy de acuerdo y lamento tanta dejadez.
Yo también recuerdo muy bien su 1a visita. Qué locura de gente!
El lunes pasado día 15 tuve la suerte de volver a verla. Viajaban unos amigos a bordo, hasta Capetown y pasamos unas horas en una cafetería santacrucera. Luego me acerqué a la Avda de Anaga para volver a disfrutar viéndola; su línea preciosa con el casco negro y la ausencia de «miles» de cubiertas como un rascacielo. NO me gustan los cruceros actuales!!!