Al hilo del reciente hundimiento del buque transporte “Martín Posadillo” en ejercicios de tiro real, les contaré una anécdota. Cuando en 1991 fueron a hundir el destructor “Churruca” (D-61), también en aguas canarias a poniente del meridiano de la isla de El Hierro, como es habitual, le dispararon diversas unidades aéreas y de superficie.
Como estaba perfectamente estancado, se pensó en que, a pesar de los múltiples impactos, no se hundiría, para lo cual se alistó al submarino S-64 “Narval”, que embarcó para la ocasión un torpedo de combate en uno de sus tubos de proa.
Previamente al embarque del torpedo, y según se recibió de los talleres de la Estación Naval de La Algameca, una vez en el muelle de la Base de Submarinos, el personal de armas le «comió el coco» al mando para «marranear» el citado torpedo de combate, siéndole pintadas con pintura blanca, varias frases tales como «Churruca, chúpate este pepino», y otras similares.
Al final, el destructor “Churruca” se fue a pique sin que el submarino “Narval” disparase dicho torpedo, y al regresar a Cartagena y sacarlo del tubo, se precisaron varias jornadas de limpieza intensiva del mismo hasta dejarlo impoluto, como le había sido entregado.
Foto: Armada