Precedido por una sucesión de movimientos sísmicos, que fueron inicialmente detectados por la Estación Hidrofónica de la Universidad de Columbia (EE.UU.) situada en Puerto Naos —en realidad, una “base” de la U.S. Navy fruto de la guerra fría— y luego sentidos por la población con intensidades variables, poco después de las 15 h del 26 de octubre de 1971 comenzó la historia de un nuevo volcán en la isla de La Palma, en esta ocasión localizado al sur del pueblo de Fuencaliente de La Palma.
Se trataba de la segunda erupción del siglo XX, después del volcán de San Juan acaecida entre junio y julio de 1949. Pronto se le bautizó con el nombre de Teneguía, debido a la proximidad de unos roques fonolíticos de una edad geológica estimada en 600.000 años y que sobrevivieron a la erupción.Durante 26 días, como bien dice Luis Manuel Hernández Bienes, el volcán Teneguía puso a La Palma en el mundo.
Pese a las limitaciones del transporte marítimo y aéreo de la época, llegaron miles de visitantes para ver el volcán —Spantax organizó vuelos especiales desde Tenerife y Gran Canaria—, lo que obligó a las autoridades a una reordenación del tráfico en un solo sentido. Hubo días en que visitaron el pueblo más de 15.000 personas. El fotógrafo local Juan José Santos Cabrera recogió en su cámara uno de los mejores testimonios gráficos del volcán, comercializados durante años en forma de postales.
Llegaron también los científicos relevantes de la época, como José María Fuster Casas —a cuya autoría pertenecen las fotos que ilustran este artículo—, Telesforo Bravo, Alfredo Hernández Pacheco, Leoncio Afonso, su hijo Antonio Afonso y un joven Juan Carlos Carracedo, entre otros. La montaña de Las Tablas se convirtió en un excelente mirador natural y el canal del agua se convirtió en la frontera desde la que trabajaban los científicos con la ayuda de expertos locales que conocían bien el terreno.
El Ayuntamiento de Fuencaliente de La Palma en tiempos del alcalde León Bienes Hernández y del gobernador civil Antonio del Valle Menéndez se convirtió en la sede oficial de seguimiento del volcán, teniendo al funcionario Salvador Rodríguez como relator del parte oficial diario, mientras que los periodistas que siguieron el acontecimiento se acantonaron en el emblemático bar “Parada”.
En aquellos días la vendimia tocaba a su final. Cerca de Las Machuqueras estaba Jesús Ramón Pestana, que fue el primer testigo del nuevo volcán. En los días siguientes, Luis Hernández Hernández, el electricista de Fuencaliente, estuvo a punto de perder la vida. Otras dos personas —el fotógrafo aficionado Heriberto Felipe Hernández, de Santa Cruz de La Palma y el vecino de Las Indias Juan Acosta Rodríguez— no tuvieron la misma suerte y fallecieron en edad temprana a consecuencia de la inhalación de gases tóxicos.
Cincuenta años después comenzó la historia de un nuevo volcán en el flanco occidental de La Palma, de 85 días de duración y destrucción, cuyas secuelas todavía sufren y sufrirán miles de personas afectadas.



Fotos: Ediciones Escudo de Oro (1972), colección de Antonio Barbero García y José Marís Fuster Casas (Universidad Complutense de Madrid, UCM) vía Fernando Rodríguez Sánchez (Historia de La Palma, coordinado por Maximiliano Fernández Gil).



















