La bandera de Finlandia ondea desde esta mañana a media asta en todo el mundo en señal de duelo y respeto por la figura de Martti Oiva Kalevi Ahtissari (1937-2023) décimo presidente de la República (1994-2000) y Premio Nobel de la Paz (2008), en reconocimiento a su trabajo para resolver conflictos internacionales durante algo más de tres décadas.
Nació el 23 de junio de 1937 en la entonces ciudad finlandesa de Viipuri, anexionada en 1940 por la Unión Soviética durante la Guerra de Invierno. La antigua Viipuri se llama hoy Vyborg y es la capital de la República rusa de Karelia. La familia se trasladó a Kuopio, donde el joven Martti Ahtissari inició sus estudios. Años más tarde, cuando había asentado su carrera en la diplomacia internacional, se doctoró en Ciencias por la Universidad de Oulu.
Martti Ahtissari mantuvo siempre una imagen política intachable, lo que fue un factor determinante para las elecciones presidenciales de 1994 cuando aceptó la petición del Partido Social Demócrata. Jugó a su favor también su visión de Finlandia como un actor activo en los asuntos internacionales y en la segunda vuelta ganó a su oponente Marta Elisabeth Rehn, del Partido Popular Sueco y ministra de Defensa.
Aquellos fueron los primeros comicios en los que se eligió el presidente por voto directo de los ciudadanos y no por colegios electorales, como hasta entonces. Ahtisaari prestó juramento del cargo presidencial y en los meses y años siguientes, el estadista salió en defensa de la pertenencia de Finlandia a la UE, cuestionada antes y después de producirse el ingreso el 1 de enero de 1995 por algunos partidos políticos, y propugnó revisar el tradicional estatus de neutralidad finlandés, forzado durante décadas en el contexto de las relaciones especiales con la extinta Unión Soviética, con la elaboración de una nueva doctrina nacional de seguridad y defensa, en la que sin abandonar el carácter independiente, tuviera más en cuenta los profundos cambios sucedidos en el continente desde la caída del Muro de Berlín. De hecho, apoyó sin reservas la aspiración de las repúblicas ex soviéticas Lituania, Letonia y Estonia para entrar en la UE, renovando al mismo tiempo el diálogo constructivo con Rusia, un ámbito bilateral donde sus prerrogativas eran preeminentes. Con frecuencia colisionó con la resistencia de una parte del Parlamento de Finlandia, partidario de una política exterior más prudente y conservadora.
Martti Ahtissari viajó mucho dentro y fuera de Finlandia, lo que le granjeó una gran popularidad y era persona apreciada y respetada. Tuvo un papel destacado en las negociaciones de los asuntos de Namibia, la guerra de los Balcanes, Irlanda del Norte, Cisjordania, Irak o la guerrila separatista de Indonesia, por citar solo algunos escenarios relevantes.
Después de concluida su etapa en la presidencia, pues renunció presentarse a la reelección, en 2000 fundó Iniciativa para la Mediación de Crisis (CMI, por sus siglas en inglés), una ONG dedicada a resolver conflictos mediante la mediación y el diálogo.
Perteneció además al llamado grupo “The Elders” (Los Mayores), una organización internacional de defensa de la paz y los derechos humanos compuesta por líderes como Nelson Mandela, Kofi Annan, Jimmy Carter y Aung San Suu Kyi, entre otros. Así mantuvo unos cuantos años de incesante actividad y proyección, aunque desde antes de la pandemia estaba retirado de la vida pública y se ha informado que consiguió superar dos episodios de covid.
En la hora de la despedida y del público reconocimiento, el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, afirma que “Martti Ahtisaari creía en la humanidad, la civilización y la bondad y vivió una vida grandiosa y extraordinaria. Fue el presidente en una época de cambio que condujo a Finlandia hacia la era global de la Unión Europea”.
Foto: The Nobel Foundation 2008

