A la historia del cabotaje en Galicia y el Cantábrico pertenece el buque “Sicar”, que ostenta del nombre del astillero de los hermanos Marcelo y Perfecto Castro Rial Canosa, vecinos de Cee, que permanece abandonado desde hace años, tras el cierre de sus instalaciones y la actividad industrial que dio vida a una comarca de larga tradición marinera.
Construido en casco de madera, inició sus singladuras a comienzos de 1954 en una etapa en la que el cabotaje costero de pequeños barcos tenía un notable protagonismo. A su entrega —inscrito en la matrícula naval de Corcubión— tenía un valor de 900.000 pesetas y en junio del citado año se le expidió la patente de navegación, como detalla el investigador naval Ramón García Filgueira.
Resultó hundido el 11 de diciembre de 1968 a la entrada del puerto de El Musel, tras tocar fondo con unos bloques para la construcción del dique de Levante y sus tripulantes consiguieron ponerse a salvo con la ayuda de un remolcador del citado puerto.
De 162 toneladas brutas y 240 toneladas de peso muerto, medía 32,85 m de eslora total —31,30 m de eslora entre perpendiculares—, 7, 82 m de manga, 3 m de puntal y 2,94 m de calado máximo. Tenía una sola bodega con dos escotillas y estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión que procedía el naufragio del pesquero “Río Lagares”.
Fabricada en los talleres de Hijos de J. Barreras, tenía un potencia de 185 caballos y tomaba vapor de una caldera, con la que mantenía una velocidad de 9 nudos quemando 2,4 toneladas de gasoil por singladura.
Bibliografía:
García Filgueira, Ramón (2025). Barcos de cabotaje del norte de España III (casco de madera), p. 332. Medulia Editorial, A Coruña.
Foto: Teodoro Diedrich vía Alberto Mantilla

