Más allá de la Compañía Trasatlántica del primer marqués de Comillas y de unas pocas navieras representativas, no abundan los estudios minuciosos sobre la Marina Mercante española en el tránsito del siglo XIX al XX. Con la paciencia y la dedicación que le caracteriza, consciente y minucioso hasta en el más mínimo detalle, el investigador naval Manuel Rodríguez Aguilar nos presenta su más reciente trabajo dedicado a la Línea de Vapores Serra, donde aparece también su hermana la Compañía de Navegación La Flecha, pues ambas empresas navieras, nacidas muy cercanas en el tiempo en el Bilbao de finales del siglo XIX, tenían importantes connotaciones comunes, como la figura de su principal promotor y de sus accionistas más representativos.
El autor tiene una experiencia acreditada y muy consolidada en este tipo de trabajos. En el pasado nos obsequió con un documentado estudio sobre Marítima del Norte, lo que supone un punto de inflexión significativo en su trayectoria investigadora, pues como es ampliamente conocido en el sector, tiene una especial y muy sensible dedicación por los sucesos marítimos, de los que ha publicado una larga lista de artículos y algunos libros que se han convertido en un referente inexcusable de la bibliografía marítima española.
Este nuevo libro, que ha sido premiado en la VIII edición de los premios de historia naval “Juan Alvargonzález” correspondiente a 2024 —y que convoca la Librería Náutica Robinson y la Fundación Alvargonzález y del que su autor nos honra con este prólogo—, representa una contribución notable a la que se une el destacado soporte de las acuarelas de Roberto Hernández, a quien conocemos como El Ilustrador de Barcos y cuya evolución estética en los últimos años le sitúa, sin duda, entre los autores más destacados y relevantes de su especialidad.
Aunque la pasión de Manuel Rodríguez Aguilar son los barcos de Línea de Vapores Serra, de los que nos ofrece una detallada evolución histórica de cada uno de ellos, la necesaria aportación que hace el autor de la situación sectorial desde el último tercio del siglo XIX, teniendo como epicentro a la vocación naviera de Bilbao y la efervescencia en torno al tráfico del mineral de hierro y carbón para la industria siderometalúrgica, constituye una aportación enjundiosa. A medida que el lector vaya desgranando cada una de las páginas de este libro, y especialmente de los capítulos 4 y 5, podrá comprobar cuanto decimos.
No resulta nada fácil escudriñar con precisión meridiana en los diferentes procesos que hilvanan la historia de la Línea de Vapores Serra, para hacerlo con la profundidad con que lo hace Manuel Rodríguez Aguilar. Se trata de capítulos densos, en los que encontramos una abundante profusión de datos, convenientemente comprobados e hilvanados, detrás de los cuales no solo está la necesaria formación histórica para entender y saber interpretar y transmitir el porqué de las cosas, sino también muchas horas de trabajo y consultas y una redacción de lo más llana y comprensible posible, lo que no es nada fácil cuando se aborda un trabajo de investigación de esta naturaleza.
La acción y decisión de las familias Serra y Real de Asúa resulta decisiva para la creación en 1879 de la Línea de Vapores Serra y un año después de la Compañía Naviera La Flecha. El investigador explica detalladamente causas, razones, éxitos y vicisitudes de las dos etapas claramente diferenciadas, que abarcan, la primera de 1879 a 1899 y la segunda, de 1899 a 1919. En el inicio de esta última etapa se produjeron cambios significativos, que están en consonancia con lo que formaba parte de la estrategia empresarial y naviera de la época, entre otros aspectos la presencia de socios ingleses, que tendría su prolongación con la constitución en Inglaterra de la sociedad The Serra Steamship Co.
El autor hilvana concienzudamente la sucesión de hechos, en tierra y en la mar, de la actividad empresarial de la naviera que constituye el argumento central de este trabajo y que, según la Lista Oficial de Buques de 1886, ocupaba la quinta posición con nueve buques y 11.305 TRB, precedida por su prima hermana la Compañía de Navegación La Flecha, que en ese mismo año tenía diez buques y 11.716 TRB. La referencia es importante, pues en tercera posición se encontraba José Roca y Cía., de Barcelona, con 18 buques y 14.242 TRB; en segunda posición estaba el omnipresente marqués de Campo, de Madrid, con 19 buques y 32.505 TRB y en primera posición la Compañía Trasatlántica Española, con 25 buques que casi duplicaba el tonelaje de la precedente, al sumar 64.207 TRB.
Si apasionante resulta la primera parte de la historia de Línea de Vapores Serra, la segunda parte mantiene mayor interés, si cabe, en ese hilo conductor donde consolida plenamente las relaciones con Inglaterra y sus socios ingleses. De esta etapa las vicisitudes sufridas por el sector naviero son más conocidas, en parte gracias al esfuerzo que ha dedicado el profesor Valdaliso en varios de sus trabajos. En la Lista Oficial de Buques de 1911, la Línea de Vapores Serra figura en la cuarta posición con 19 buques y 32.593 TRB, teniendo por delante, de mayor a menor, a la Compañía Trasatlántica (33/74.707 TRB), Ramón de la Sota (25/50.926 TRB) y Compañía Bilbaína de Navegación (20/44.413 TRB).
Envuelta en las vicisitudes derivadas de la Gran Guerra y la crisis financiera y de fletes reflejo de los vaivenes en los que el sector se ha desenvuelto periódicamente, los accionistas de Línea de Vapores Serra resolvieron su liquidación en 1919, una decisión que sería un gran negocio, como explica Manuel Rodríguez Aguilar en su nuevo libro. Y aunque la compañía se extinguiera, como también sucedió con otras navieras, dejó una estela jalonada de éxitos y vicisitudes cuyo estudio y publicación constituye una notable contribución al mejor conocimiento del pasado de nuestra Marina Mercante, que ha conocido tiempos mejores, pues la prolongada decadencia de las últimas décadas es la triste realidad que caracteriza su menguante existencia.
Con mi más cordial saludo y reiterada felicitación para el admirado amigo y colega Manuel Rodríguez Aguilar.
(Prólogo del libro de Manuel Rodríguez Aguilar)

