(*) en coautoría con el capitán Dr. Antonio José Poleo Mora
1.- La crítica a la Retórica Política
“Lamentarse para justificarse, justifica poco. ¿Quién les culpa a ellos? Si desconocen la razón profunda de sus propias quejas, una retórica pastoril les obliga a lamentarse para estar a la altura de algo que no han vivido. Quizás solo oyeron o leyeron estadísticas de años pasados o se basaron en autores que sí lo vivieron. A estos expertos nunca se les hizo caso, tachándoles de exagerados y egocéntricos. El lector, orgulloso de su posición y poder, limita sus comentarios a la descalificación del autor y a la palada de tierra para enterrar sus escritos”.
2.- Análisis de la Estrategia Marítima: El ‘Índice de Intenciones’
“El índice de intenciones de la Estrategia Marítima de España presenta un conjunto de objetivos ambiciosos y aspiracionales, pero carece de concreción y profundidad en las acciones y medidas específicas que se implementarán para lograrlos.
Sus deficiencias principales son:
* Falta de objetivos medibles: Los objetivos son vagos; no se establecen metas claras para evaluar el progreso y el éxito de la estrategia.
* Desafíos ignorados: El índice no menciona específicamente los obstáculos reales del sector marítimo, ignorando la complejidad de los problemas.
* No se asignan recursos: Se omite la asignación de recursos financieros, humanos y tecnológicos necesarios para la implementación.
* No se establecen plazos: La falta de plazos claros lo convierte en un plan a largo plazo sin sentido de la urgencia.
* Falta de participación: No se menciona la participación de la ciudadanía o de los actores relevantes, lo que puede derivar en una falta de apoyo y compromiso”.
3.- El carácter burocrático del documento
“Es probable que el autor del documento haya querido escribir de esta manera para cumplir con las expectativas políticas y burocráticas, más que para abordar los desafíos reales. Al presentar objetivos ambiciosos y aspiracionales sin compromisos concretos, se busca:
* Aplacar a los actores: Presentar un documento que suene bien a los oídos de los actores políticos y económicos, sin comprometerse a nada específico.
* Cubrir el expediente: Cumplir con el requisito formal de tener un documento estratégico, sin intención de implementarlo efectivamente.
* Crear una narrativa: Generar una imagen positiva sobre la importancia del sector marítimo sin entrar en los problemas reales.
En resumen, el índice de intenciones parece un ejercicio de retórica política, no un plan de acción concreto. Si no se abordan los desafíos reales con acciones específicas, es probable que la estrategia quede en papel mojado, sin impacto significativo en el sector”.
5.- Interpelación Directa a la Legislación y la Gestión
“¡Vamos al grano! ¿Qué se propone hacer exactamente con nuestra riqueza marítima y turística? La geografía y la historia están muy bien, pero ¿cuáles son las acciones y planes concretos para aprovechar el potencial del sector marítimo en España?
España no se queda atrás; son ustedes los retrasados. España ya pone su posición geográfica y sus 8.000 kilómetros de costa; son ustedes los que no saben gestionarlos, a quienes siempre les han venido grandes. La excusa para no hacer nada es siempre la misma: “Son muchas las administraciones implicadas y es muy difícil ponernos todos de acuerdo”.
Piensen bien antes de acceder a cargos legislativos si no van a poder legislar. Si solo están en sus puestos como trampolín para una mayor aspiración personal, no nos escriban una ‘redacción de colegio’ sobre lo que les gustaría hacer. Las intenciones son muy buenas, pero supongo que conocen el refrán castellano: “Lo que no ve la novia antes de la boda… nunca lo verá”. La novia somos todos nosotros, a quienes se nos promete mucho, pero que, una vez comprometidos, nada de lo prometido se cumple”.
6.- La Figura Sacrosanta del Capitán
«¿Qué le va usted a contar a un Capitán de la Marina Mercante Española que tendrá que emigrar para ejercer su verdadera profesión? Nos hablan de que la tradición marinera está desapareciendo; efectivamente, ya no existe. Un ingeniero naval no nos devolverá esa tradición y amor al mar que se perdió en las aldeas costeras. Una cosa es construir un barco y otra muy diferente es navegar en él.
Ustedes dicen en su escrito que la importancia de la flota mercante permite contar con marinos con experiencia, preservando su know-how. ¿Dónde están esos marinos? ¿Van a llamar al capitán Alejandro Rodríguez Saunier, que sigue navegando a sus 65 años en barcos extranjeros? A esos cargos de la administración se debería ir con el conocimiento aprendido, no a hacer ‘experimentos’.
La primera lección que debería conocer un legislador, y esta se la doy gratis, es el significado exacto de la figura del Capitán de un barco. El General Auditor de la Armada Agustín Vigier de Torres lo definió así en su libro de Derecho Marítimo:
“La persona que en posesión del título correspondiente y con la capacidad legal exigida desempeña a bordo la jefatura suprema de la nave con todas las facultades, obligaciones y responsabilidades anejas al mando de la misma”.
El general Vigier continuaba: ‘La figura del Capitán encierra tal conjunto de atribuciones y subsiguientes facultades, y deberes, que difícilmente podrán encontrarse en otro profesional cualquiera.’ Hoy, el Capitán es un asalariado y director técnico, pero no se puede ser Capitán de barco sin ser Capitán de la Marina Mercante.
Mandar un barco es el culmen para un marino de puente, al igual que Jefe de Máquinas para la sección de Máquinas. El resto de opciones son un mal menor para sobrevivir en tierra.
Quienes escogieron el practicaje añoran ese mando. Ahora se limitan a atracar barcos a las órdenes del Capitán de a bordo, el que manda realmente. El práctico es un mero consejero, con poca o ninguna responsabilidad a bordo (salvo en el Canal de Panamá). Cuántas veces, durante la maniobra de grandes buques, el práctico se queda ‘esquinado’ en el puente esperando un café caliente.
Ser Capitán Marítimo y usar el nombre de Capitán (muchas veces sin serlo, simple traducción del Harbour Master) sería un final honroso para un Capitán de la Marina Mercante de reconocida solvencia. Pero no, no deben ser de fiar, pues muchos ingenieros navales ocupan esos puestos.
Señora/señor legislador, ya nos ha llegado su TFG y su brindis al sol. Yo no soy nadie en su pequeño mundo marítimo, solo soy un Capitán de la Marina Mercante que, hace muchos años, tuvo que salir a buscar trabajo a otros países donde, por suerte para mí, sí sabían perfectamente lo que supone la figura del Capitán de la Marina Mercante en un barco”.
Foto: Nicolás Arocha para puentedemando.com


1 comentario
Felicidades D. Tomás, no se puede ser más claro y exponer de forma más actúan y realista la situación actual de la Marina Mercante española y lo que entre unos y otros han venido y siguen haciendo con ella. Con pena y sin ánimo de que se me tilde de ‘faschirulo», he de admitir que con Franco este sector estaba y funcionaba mejor…