A comienzos de la década de los años setenta del siglo XX, la evolución del consumo de petróleo en España hacía prever un incremento en la demanda y ello llevaba aparejado la necesidad de disponer de buques petroleros de mayor porte para las importaciones de crudo desde los países productores tradicionales. En un momento de euforia de la construcción naval orientada a buques de mayor tonelaje, que compartían Astilleros de Cádiz y ASTANO, el Instituto Nacional de Industria, al amparo del III Plan de Desarrollo, favoreció el proyecto denominado Nuevos Astilleros de la Bahía de Cádiz (NABAC), que pretendía la construcción de una nueva factoría en Puerto Real anexa a las instalaciones de Matagorda dotada de un dique seco, talleres y servicios auxiliares y dos imponentes grúas de pórtico capaces para las operaciones de montaje de buques de hasta 500.000 toneladas de peso muerto.
El primer contrato se firmó el 20 de diciembre de 1972 entre Astilleros Españoles y la Empresa Nacional Elcano de la Marina Mercante para un petrolero de 270.000 TPM, construcción número 1 de la nueva factoría de Puerto Real, que recibió el nombre de “Castillo de Salvatierra”. El precio de contratación, sin revisión, se fijó en 3.045 millones de pesetas, con un crédito de 2.421 millones de pesetas e igual fórmula financiera se siguió para el segundo buque de la serie.
La fecha inicial de entrega se había fijado para diciembre de 1975; sin embargo, debido a los continuos problemas laborales del astillero y los sucesivos aplazamientos, el casco de la construcción número 1 flotó por primera vez el 6 de marzo de 1976 y un año después, el 30 de marzo de 1977, fue entregado a Elcano cuando el escenario de fletes había cambiado por completo en plena vorágine de la crisis del petróleo. En la ceremonia de bautizo, con el buque atracado en el muelle de armamento del NABAC, actuó de madrina Amparo Illana, esposa de Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, que cortó la cinta inaugural y estrelló una botella de vino contra la chimenea del buque. Entre otras autoridades asistió el ministro de Industria, Carlos Pérez de Bricio y el mando del nuevo buque le fue confiado al capitán Castro Ramallo y la jefatura de máquinas a Javier Zulueta.
Desde su puesta en servicio el petrolero “Castillo de Salvatierra” estuvo al servicio de ENPETROL, importando crudos desde el Golfo Pérsico. Sin embargo, las alteraciones del mercado internacional del crudo y las consecuencias de la guerra entre Irán e Irak, determinaron el amarre de este buque en el puerto de Mahón, a donde llegó el 4 de febrero de 1983. La maniobra de entrada y fondeo fue espectacular, debido a su tamaño y las limitaciones de espacio del canal de acceso, como también la de salida, en octubre siguiente.
En febrero de 1985, la Empresa Nacional Elcano y ENPETROL acordaron la cancelación de la póliza de fletamento de los dos buques de 270.000 toneladas de peso muerto, siendo sustituidos por los petroleros recién transformados “Castillo de Lorca” y “Castillo de Montearagón”. Este acuerdo determinó la baja de los petroleros “Castillo de Salvatierra” y “Castillo de Tamarit”, que en ese mismo año fueron vendidos para desguace en Corea del Sur, con el pago por parte de ENPETROL del flete equivalente hasta su posicionamiento a la altura del meridiano de Japón.
De 138.960 toneladas brutas, 104.420 toneladas netas y 271.488 toneladas de peso muerto, medía 334 m de eslora total –315 m de eslora entre perpendiculares–, 55 m de manga, 27 m de puntal y 20,42 m de calado máximo. Disponía de una capacidad de carga de 315.268 metros cúbicos en 20 tanques y estaba propulsado por dos turbinas de vapor General Electric MST-14 –fabricadas, bajo licencia, en los talleres de AESA en Bilbao–, que tomaban vapor de dos calderas Combustion Engineering V2M8-7 –fabricadas, bajo licencia, en la Fábrica San Carlos, Cádiz–, diseño de automación de la firma italiana Termokimik y desarrollaba una potencia de 36.000 caballos sobre un eje y le permitía mantener una velocidad de 15,7 nudos. Código IMO 7386441.
Foto: Francisco Noguerol Cajén