Desde noviembre de 2013, la Indian Navy tiene bajo su control el portaaviones “Vikramaditya” (R-33). La ceremonia de entrega oficial se celebró el día 26 del citado mes en el puerto de Severodvinsk, situado en el norte de Rusia. El remozado buque fondeó en el mar Blanco para tomar combustible y después siguió a Murmansk antes de continuar viaje a la India con un periplo en el que realizó 14 escalas. A principios de febrero de 2014 arribó a las aguas territoriales de su país.
El nuevo buque insignia de la Armada de la India es el antiguo “Admiral Gorshkov”, modificación de la clase “Kiev”, que ha sido reacondicionado y modernizado en el astillero Sevmash, con un coste final estimado de unos 2.300 millones de dólares, cantidad muy superior a los 947 millones de dólares inicialmente presupuestados. Hasta su entrega oficial transcurrieron 188 días de diversas pruebas, en las que navegó unas 19.500 millas y se realizaron 788 operaciones de vuelos en su plataforma, según se publicó entonces en la prensa especializada internacional.
En el contrato, firmado en 2004, Rusia vendió el buque a coste cero, con la condición de que tanto la modernización como el equipamiento se hiciera en dicho país y la aviación a embarcar también fuera de fabricación rusa. Tiene capacidad para 16 aviones caza MiG 29K y 14 helicópteros Ka-27 y Ka-31. Otra cláusula del acuerdo se refiere a la formación y entrenamiento de unas dos mil personas que se ocupan de su tripulación y mantenimiento en tierra.
Como es habitual en la construcción naval militar rusa, heredera de la extinta URSS, el buque tiene unas dimensiones considerables, pues mide 283,50 m de eslora y 59,80 m de manga. La cubierta ha sido alargada y dotada de “sky jump” y desplaza 45.400 toneladas. Está propulsado por una planta diesel-eléctrica con una potencia de 180.000 caballos, que le permite mantener una velocidad de 30 nudos. A su llegada la India ha sido equipado con sistemas de defensa antiaérea y otros elementos de los que carecía en el momento de su entrega.
La incorporación del portaaviones “Vikramaditya” ha generado una considerable polémica por el coste y problemas de financiación, que retrasó cinco años su entrega y estuvo incluso a punto de romper el contrato. Pero las tradicionales buenas relaciones entre Rusia y la India consiguieron limar las asperezas, aunque la travesía ha estado llena de dificultades. Puesto que se trata de un barco que tiene sus años –entró en servicio en 1987 y desde 1992 no había salido a la mar–, en las pruebas de mar surgieron diversos problemas, entre ellos en las calderas, que parecen subsanados.
Lo cierto es que con este buque, desde el punto de vista geopolítico India asume una clara posición de liderazgo naval en su área de influencia, tanto en el plano militar y potencia naval, como en la defensa de las rutas marítimas comerciales, acceso a los recursos naturales y objetivo estratégico. El Kremlin mantiene su presencia como socio clave en materia de cooperación técnica-militar. Considerando que el periodo de vida útil del buque se estima de treinta años, la presencia rusa en la India se alargará en el tiempo.

Fotos: Indian Navy