“La ansiada renovación de la flota del transporte marítimo de Canarias: los ‘mariquillas twist’ (1963-1984). Una visión crítica desde El Eco de Canarias”, es el título de la primera comunicación presentada este mediodía en el V Congreso Internacional de Historia del Periodismo y la Comunicación Social en Canarias, por el historiador naval y editor de puentedemando.com, Juan Carlos Díaz Lorenzo, que se celebra en el Castillo de Mata en Las Palmas de Gran Canaria.
Codirigido por los profesores Juan José Laforet y Julio A. Yanes Mesa, el lema del encuentro académico –que inauguró una conferencia del catedrático emérito de Física Aplicada y exrector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Francisco Rubio Royo–, reza “Canarias, encrucijada de comunicaciones e informaciones en el Atlántico a lo largo de la historia”.
Apoyado en una selección de imágenes de los barcos e informaciones del citado periódico entre 1963 y 1983, el ponente señaló que mediaron 50 años en la historia del transporte marítimo de Canarias para que llegara el primer relevo generacional a partir de 1963, con la incorporación del primero de cinco buques de nueva construcción, del tipo Z o clase pelícano de Compañía Trasmediterránea, nombrado “Santa María del Pino”. La seguirían en 1964 los buques “Santa María de la Candelaria” y “Santa María de las Nieves” y en 1967 los buques “Santa María de la Caridad” y “Santa María de la Paz”, respectivamente.
Sin embargo, pronto evidenciaron sus carencias operativas y de confort, especialmente los tres primeros, dotados de un salón de butacas de tercera clase, de infame recuerdo, pues debido a la carencia inicial de estabilizadores resultaron ser unos buques muy balanceros y propensos al mareo. Por las prisas para sacarlos del astillero Unión Naval de Levante, donde tomaron forma, salieron sin ellos, hasta que le fueron instalados en varadas posteriores.
Aunque la prensa regional, y en el caso que nos ocupa “El Eco de Canarias” (1963-1983), recibió de buen grado la llegada de los nuevos buques, no pasó mucho tiempo hasta que surgieron las primeras críticas, que habrían de prolongarse en el tiempo y el sufrido pasajero le adjudicó el mote de “mariquillas twist” e incluso el más despectivo y peyorativo de “mariquitas twist” y “mariquitas blancos”. El público prefería viajar en los viejos correíllos grandes de 1912 o en los buques “Ciudad de Huesca” y “Ciudad de Teruel”, que poseían mejores condiciones marineras y mayor capacidad de alojamiento.
El periodista marítimo Vicente Martínez desde las páginas de “El Eco de Canarias” y su colega Francisco Ayala Armas desde el periódico “El Día” de Santa Cruz de Tenerife, denunciaron en numerosas ocasiones el malestar que causaba a los pasajeros el viaje en el salón de butacas de tercera clase, criticaron horarios e itinerarios, las frecuentes averías, la carencia de plazas, la decisión de Compañía Trasmediterránea de estrenar los cinco buques primero en las líneas de Baleares y también alabaron la remodelación del proyecto de los dos últimos buques de la serie, transformando dicho salón de tercera en camarotes tipo coche cama que hacía más agradable la travesía.
Además, fueron críticos e incomodaron con frecuencia tanto a la Dirección General de Navegación, que dirigía el entonces capitán de navío Leopoldo Boado Endeiza –más tarde primer presidente de Ferry Gomera– como a la Subsecretaría de la Marina Mercante, a cuyo frente estaba el almirante Pery Junquera y a la dirección de la propia Compañía Trasmediterránea, por lo que pese a la censura existente fueron frecuentemente amonestados e incluso sancionados. Sin embargo, en ambos casos, su pasión por el periodismo marítimo y portuario y el apoyo de sus respectivas cabeceras se impuso por encima de estos condicionantes.
Esta situación de los “mariquillas twist” habría de prolongarse hasta 1975, en que llegaron los ferries “Ciudad de La Laguna” y “Villa de Agaete”, importados ambos desde Finlandia al amparo del REF. Los cinco buques de la serie pelícano pasaron sin pena ni gloria al sector de Baleares, hasta que llegó el momento de su desguace o exportación. La tutela que entonces ejercía la Subsecretaría de la Marina Mercante sobre Compañía Trasmediterránea resultó poco provechosa para la calidad del transporte marítimo de Canarias hasta la incorporación de los citados ferries, que señalaron el comienzo de una nueva y exitosa etapa.


Fotos: cedidas
2 comentarios
Poca divulgación del acto. Lastima.
Nada peyorativo.
Gracias.
Recuerdo de pequeño ver estos barcos en el muelle y siempre miraba un barco que tenía la cabeza de un gallo en la chimenea, Santa Cruz con su porte marítimo y de ciudad abierta a todos