A 50 millas de distancia del puerto de Santa Cruz de Tenerife, no hay atraque ocioso disponible para la prestación de servicios portuarios. Han limpiado buena parte de la chatarra arrinconada para aprovechar mejor el espacio y atender a más clientes, sobre todo ante la importante demanda del “bunkering”. Eso de desviar barcos a Tenerife, pese a que dispone del mejor fondeadero de Canarias, hay que evitarlo a toda costa.
A 50 millas de distancia se suceden las novedades de escalas interesantes, como una central térmica flotante y el estreno del novísimo “Silver Endeavour”, camino de su primera campaña en la Antártida, además del paso frecuente de remolcadores en viajes de entrega y otros barcos y viajes atractivos. Y no entramos en detalle en lo que a reparaciones navales se refiere, porque si no fuera por Tenerife Shipyards, que hace lo que le dejan, en el puerto de Tenerife estarían a dos velas.
La comunidad portuaria tinerfeña está sorprendida y molesta con el desatino de algunas decisiones últimas, que han causado perplejidad. El cese injustificado, apartándola de lo que ha sido su trayectoria honesta y limpia, de quien hasta hace poco ha desempeñado la dirección comercial de Puertos de Tenerife ha levantado ampollas y se considera una ruindad y una decisión errónea y absurda.
Como no podría ser de otro modo, en Las Palmas aplauden la decisión de Puertos de Tenerife. Quien único les hacía sombra en su trabajo comercial a la búsqueda de clientes –pues los clientes no vienen solos–, se la han quitado del medio. A ver quien le va a sustituir y qué capacidad de acción tendrá. No tenemos noticias del contenido del viaje que han hecho a EE.UU., tratando de recuperar clientes del sector off shore, que son los mismos a los que un día los echaron para entregárselos al puerto de Las Palmas, donde se encuentran seguros y bien atendidos.
Nada de extraño tiene que sean cada día más las voces de gente sensata, moderada y trabajadora a la que les duele lo que está pasando y que ve con buenos ojos la posible unificación en una sola de las dos autoridades portuarias de Canarias, porque viendo cómo va el puerto de Las Palmas y viendo cómo está el puerto de Santa Cruz de Tenerife, igual hasta los más incrédulos y acérrimos defensores se llevan una sorpresa.
Foto: Juan Carlos Díaz Lorenzo