Una imagen inédita de los acólitos del Roque de Teneguía

Icono de Fuencaliente de La Palma, el Roque Teneguía descansa sobre una profunda capa de basalto olivínico. En realidad se trata de un roque que tiene dos acólitos menores, de los que el fotógrafo palmero Facundo Cabrera (Los Sauces, 1956) nos ofrece imágenes inéditas. Como hemos publicado en otras ocasiones, hasta su base llegó la lava del volcán en los días finales de la erupción de 1677. En este roque concurren varias circunstancias que lo destacan no sólo como referencia topográfica, sino también como lugar de elevado interés científico, dado que aúna aspectos geológicos, botánicos, literarios y arqueológicos.
Situado a 418 metros de altitud sobre el nivel del mar y en la falda SW del volcán de San Antonio, el Roque de Teneguía es de fonolita haüynica y color pálido amarillo-rosado. Se trata, desde luego, de una formación geológica muy antigua, al que se le calcula una edad aproximada de unos 600.000 años. La palidez de la roca contrasta notablemente con el negro de las lavas vecinas, de ahí que autores como Hausen no duden en calificarlos como monumentos gastados y castigados por el viento. Luis Diego Cuscoy se refería a las «fuentes calientes» que se producen en el Roque de Teneguía y que consideró causadas por la radiación permanente de fuentes magnéticas de calor.
El Roque de Teneguía es, además, una importante estación de petroglifos. En opinión del citado autor, que los estudió con detalle, la mayoría de los temas –espirales, meandros, laberintos, líneas serpentiformes, etcétera– pueden tomarse como símbolos de agua.
La cara oriental del Roque es la que ofrece mayor interés arqueológico, por encontrarse en ella los petroglifos, y asciende hasta la cima en suave pendiente. La superficie es muy irregular a causa de la caprichosa disposición de las rocas y porque se encuentra resquebrajada. La base mide unos 55 metros, 36 metros de este a oeste y unos 80 metros de norte a sur, tomando las medidas en la parte superior del Roque. La superficie, aproximadamente trapezoidal, es de unos 2.000 metros cuadrados.
El acceso al Roque de Teneguía se hace por una pista que bordea la falda del volcán de San Antonio y se desvía al cráter mismo del volcán Teneguía. De Los Canarios al Roque hay, aproximadamente, 5,5 kilómetros, aunque los últimos 500 metros hay que hacerlos a pie sobre el manto de lapilli. Esta eminencia rocosa es visible desde el sur y oeste y sirvió como punto de referencia para los pescadores y la navegación de cabotaje.
El estado en que se encuentra, roto y resquebrajado, no sólo por los seísmos que acompañan a las erupciones volcánicas, sino también porque el Roque fue durante siglos la cantera de la que los vecinos de Los Quemados, Las Indias y de otros lugares extrajeron la piedra para construir sus casas. Y es que la piedra del Roque era el único material disponible en Fuencaliente para la construcción de casas, ya que el resto del suelo estaba cubierto de lavas, cenizas y arenas. Se calcula que la extracción de piedra pudo comenzar a principios del siglo XVI, fecha que nos aproxima al nacimiento de las primeras casas en Los Quemados y Las Indias.
A comienzos de la década de los años setenta, el Roque de Teneguía estuvo a punto de desaparecer. En el mes de marzo de 1970, un grupo de jóvenes de Fuencaliente –Juan José Santos Cabrera, su hermano Octavio (1950-1978), Rosa Díaz Martín, Toña Carballo Pérez (1947-2013), Juan Luis Curbelo Pérez y Rafael Francisco Díaz Pérez– visitaron al director del Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife, Luis Diego Cuscoy, mostrándole unas fotos del lugar y trasladándole la alarmante noticia de su inminente desaparición, al haber sido trazado por aquel lugar el paso del canal Barlovento-Fuencaliente, que debía pasar justo a la altura del Roque. Las obras se encontraban en una fase muy avanzada, hasta el punto de que ya se aproximaban a la base del Roque y, además, éste había sido minado y su voladura se iba a realizar en fechas próximas.
La noticia justificó la alarma del eminente profesor y arqueólogo Luis Diego Cuscoy quien, de inmediato, informó de la situación al comisario general de Excavaciones Arqueológicas, Martín Almagro. Su rápida gestión decidió la inmediata intervención del director general de Bellas Artes, Florentino Pérez Embid, quien telegrafió al alcalde de Fuencaliente, Emilio Quintana Sánchez, en los siguientes términos:
«Ordeno detengan obras hidráulicas que afectan paraje Roque de Teneguía. Deberán realizarse según instrucciones director Museo de Tenerife, señor Cuscoy».
Las obras se detuvieron y el Roque de Teneguía pudo salvarse con el impresionante conjunto de grabados que existe sobre sus piedras, en las que por entonces. Luis Diego Cuscoy realizó dos campañas, entre 1970 y 1971 respectivamente, obteniendo calcos y fotografías, así como un estudio de técnicas y patinas, además de realizar diversas excavaciones. De modo pues que, gracias al interés de la entonces juventud inquieta, se conserva este emblema de Fuencaliente de La Palma. Bueno es recordarlo para el mejor conocimiento de las nuevas generaciones.




Bibliografía:
Díaz Lorenzo, Juan Carlos (1994). Fuencaliente. Historia y tradición. Ayuntamiento de Fuencaliente y Cabildo Insular de La Palma. Madrid
Fotos: Facundo Cabrera para puentedemando.com
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