El pasado 12 de abril se cumplieron 105 años de la entrega oficial del vapor “La Palma” a la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios. Formaba parte de los seis buques construidos para cumplir con el contrato firmado con el Estado, de prestación de servicios en las líneas insulares y la vecina costa africana. Los otros cinco recibieron los nombres de “León y Castillo”, “Viera y Clavijo”, “Lanzarote”, “Fuerteventura” y “Gomera-Hierro”. Como ya conocen nuestros lectores, este buque es contemporáneo del tristemente célebre «Titanic». En 1930, la citada compañía se fusionó con Compañía Trasmediterránea y absorbió los correíllos y sus tripulaciones y personal de tierra
En marzo de 1986, siendo José Segura Clavell presidente del Cabildo Insular de Tenerife, el vapor “La Palma” llegó a Santa Cruz de Tenerife tras la estela del remolcador «Tamarán» desde la capital grancanaria, donde se encontraba amarrado desde hacía una década. Desde entonces han transcurrido algo más de treinta años en los que una serie de vicisitudes han alargado el proceso de restauración. Hoy tiene entre sus apoyos más destacados al presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, Ricardo Melchior Navarro.
La idea de que el buque vuelva a navegar, como se ha dicho insistentemente, no tiene apoyo unánime, habida cuenta entre otros factores los costes de explotación que ello implicaría y su financiación. A pesar de que la Fundación que lo tutela ha perdido fuelle, entre otros factores a consecuencia de la crisis, en los últimos meses han surgido nuevos apoyos oficiales que pueden hacer revivir el proyecto. En todo caso, el buque en sí mismo es un extraordinario ejemplo de la historia de la navegación en Canarias y bien merece un trato más favorable, como el reciente cambio de atraque en el puerto tinerfeño.
Foto: Julio A. Rodríguez Hermosilla