Cada vez es menos frecuente la presencia de este tipo de aeronaves de la desaparecida URSS en los aeropuertos españoles. Son uno de los objetivos preferidos de los “spotters”, como es el caso de la magnífica imagen de José M. Deza, pues la mayoría de ellos han sido retirados debido, entre otras razones, a las limitaciones de ruido y falta de repuestos. El que vemos en la imagen, matrícula UR-CJN, es un avión Antonov An-12B, propiedad de la compañía ucraniana Cavok Airlines desde 2012. Tiene algo más de 47 años de vida aeronáutica, pues se estrenó en diciembre de 1971 al servicio de Aeroflot y desde entonces ha pasado por diez etapas.
Entrado en años y ruidoso, el avión Antonov An-12 es el exponente de un modelo de éxito de la industria aeronáutica de la extinta URSS. Se trata de un transporte cuatrimotor con una capacidad de carga de 18 toneladas que en sus orígenes se diseñó para operaciones militares con la finalidad de desplazar cargas pesadas y paracaidistas –de ahí el morro acristalado para el navegador con su sextante– y también se fabricó como avión comercial de carga y pasajeros.
Este modelo de avión está en servicio desde 1959, casi dos años después de su primer vuelo, en diciembre de 1957. Hasta 1973, en que se cerró la cadena de producción, se fabricaron un total de 1.248 unidades. Es un avión presurizado y preparado para operar en pistas de tierra, nieve o hielo y está dotado de una compuerta en la parte trasera, de ahí su especial protagonismo en los países del Tercer Mundo.
Se trata de un desarrollo posterior del Antonov An-10, con el que tiene un gran parecido. Durante años fue la columna vertebral de transporte de la Fuerza Aérea de la URSS hasta que entró en servicio el avión Ilyushin Il-76. Ello no supuso su retirada, sino su reutilización en otras misiones, caso del transporte y lanzamiento de las fuerzas aerotransportadas. Razón por la cual el historial del avión es importante y su presencia está constatada en diversas misiones, entre ellas el envío de fuerzas a Cuba cuando la crisis de los misiles en 1962.
Está propulsado por cuatro motores Ivchenko AI-20 de cuatro palas cada uno, con una potencia unitaria de 4.000 caballos, alojados en las góndolas del ala, que está convenientemente reforzada para resistir el peso de cada motor. El avión se ha demostrado muy fiable, capaz de operar en condiciones extremas tanto de frío como de calor, sin que se vea mermado su rendimiento, de ahí su éxito después de algo más de medio siglo de existencia. Además de su producción en tres fábricas de la antigua URSS (Irkutsk, Voronezh y Tashkent) también existe una versión china denominada Shaanxi Y-8.
Foto: José M. Deza