Aena ha autorizado la colocación de una cafetería móvil o ventorrillo a la entrada del aeropuerto Tenerife Norte Los Rodeos. Buena cosa para los fumadores a la hora del café. Aunque hasta el momento está recibiendo más críticas que felicitaciones, no parece una mala idea y nos complacería saber, si así fuera, que genera algún puesto de trabajo nuevo. Suponemos que los precios serán muy similares a los que de las otras cafeterías del aeropuerto, es decir, igual de caros cuando no abusivos para los pasajeros y algo más módicos para el personal aeroportuario.
Recientemente han finalizado las largas obras de remodelación del acceso a la terminal que, lejos de solucionar las colas que se forman a determinadas horas, ha conseguido complicar notoriamente la situación. Desde luego, si los estudios pretendían solucionar ese problema, de momento ha conseguido justo todo lo contrario. La imagen que trasciende es de enfado y malestar entre los pasajeros, como no podría ser de otro modo. Y la imagen que se da a los turistas, es de pena.
Es conocido el desmesurado afán recaudatorio de Aena. Hubo un tiempo en el que se permitían unos minutos de cortesía en el aparcamiento del aeropuerto, pero pronto cayeron en la cuenta de que eso contravenía su voracidad y cortaron de raíz. No es precisamente barato aparcar en Tenerife Norte –salvo para algunos prebendados– cuando se va a dejar o recoger a un pasajero. Aena, como la banca, nunca pierde y si pierde, ya sabemos quien va a pagar sus errores.
Hace unos días presenciamos el penoso espectáculo de unas larguísimas colas para pasar el control de seguridad. Parece que el personal de Trablisa tiene sus diferencias salariales o de convenio y su forma de presionar es ésta. No les quitamos sus razones, pero lamentamos que, como siempre, quien paga es el pasajero. Aena o quien corresponda haría bien en resolver satisfactoriamente esa situación y evitar que se enquiste. Y, al mismo tiempo, menos “ingeniería” en la complicación de los accesos y más facilidades y sentido común, aunque en esta ocasión sea el menos común de los sentidos.
Foto: José Fernando Cabrera García