La avería de un motor de un avión de Vueling (EC-MBF) producida hace unos días poco después de despegar del aeropuerto Tenerife Sur en vuelo a Zurich, en el que se advirtió una situación anómala, motivó su regreso de la aeronave al punto de partida y el motor averiado fue sustituido por otro que llegó a bordo de este exótico Antonov An-12BK (EW-483TI), operado por Ruby Star.
Cada vez es menos frecuente en la presencia de este tipo de aeronaves de la desaparecida URSS, que son objetivo singular de los “spotters”, pues la mayoría de ellos han sido retirados debido, entre otras razones, a las limitaciones de ruido y falta de repuestos.
Entrado en años y ruidoso, el avión Antonov An-12 es el exponente de un modelo de éxito de la industria aeronáutica de la extinta URSS. Se trata de un transporte cuatrimotor con una capacidad de carga de 18 toneladas que en sus orígenes se diseñó para operaciones militares con la finalidad de desplazar cargas pesadas y paracaidistas –de ahí el morro acristalado para montar una ametralladora– y también se fabricó como avión comercial de carga y pasajeros.
Está en servicio desde 1959, casi dos años después de su primer vuelo, en diciembre de 1957. Hasta 1973, en que se cerró la cadena de producción, se fabricaron un total de 1.248 unidades. Es un avión presurizado y preparado para operar en pistas de tierra, nieve o hielo y está dotado de una compuerta en la parte trasera, de ahí su especial protagonismo en los países del Tercer Mundo.
Se trata de un desarrollo posterior del Antonov An-10, con el que tiene un gran parecido. Durante años fue la columna vertebral de transporte de la Fuerza Aérea de la URSS hasta que entró en servicio el avión Ilyushin Il-76. Ello no supuso su retirada, sino su reutilización en otras misiones, caso del transporte y lanzamiento de las fuerzas aerotransportadas. Razón por la cual el historial del avión es importante y su presencia está constatada en diversas misiones, entre ellas el envío de fuerzas a Cuba cuando la crisis de los misiles en 1962.
Está propulsado por cuatro motores Ivchenko AI-20 de cuatro palas cada uno, con una potencia unitaria de 4.000 caballos, alojados en las góndolas del ala, que está convenientemente reforzada para resistir el peso de cada motor. El avión se ha demostrado muy fiable, capaz de operar en condiciones extremas tanto de frío como de calor, sin que se vea mermado su rendimiento, de ahí su éxito después de algo más de medio siglo de existencia. Además de su producción en tres fábricas de la antigua URSS (Irkutsk, Voronezh y Tashkent) también existe una versión china denominada Shaanxi Y-8.
Foto: Tave Myliu