Dos nombres, dos contraseñas y dos banderas para un mismo barco. Es un caso frecuente en la historia de la Marina Mercante española y así aconteció con nuestro protagonista de hoy: Reina Victoria, después Ciudad de Melilla. Su primer nombre, propio de la época en que comenzó su andadura marinera, rendía homenaje a la reina Victoria Eugenia. Y el segundo, consecuencia del cambio político de 1931, con la instauración de la Segunda República. En las dos etapas, además, fue protagonista de las comunicaciones marítimas entre Cádiz y Canarias, en el servicio interinsular y en las que enlazan la ciudad de la que toma su nombre.
Era un buque mixto de pasaje y carga, clásico de la época y fiel reflejo del estilo de la construcción naval inglesa, de proa recta, casco de acero remachado, dos cubiertas y ciudadela que sufrió al menos dos transformaciones en el transcurso de su dilatada vida marinera. Después de la reforma sufrida en 1941, podía alojar a 120 pasajeros repartidos en las tres clases tradicionales.
Construcción número 790 del astillero Swan, Hunter & Wigham Richardson Ltd., en Low Walker (Newcastle), resbaló por la grada el 21 de octubre de 1907 bautizado con el nombre de Reina Victoria y contraseña de la Sociedad Anónima Navegación e Industria, empresa concesionaria de la línea regular Cádiz-Canarias, a la que se incorporó en noviembre de dicho año.
De 1.247 toneladas brutas, 687 toneladas netas y 720 toneladas de peso muerto, con un desplazamiento de 2.490 toneladas a máxima carga, medía 76,26 m de eslora total –73,30 m de eslora entre perpendiculares–, 9,78 m de manga, 6,19 m de puntal y 5,56 m de calado máximo. Disponía de dos bodegas con una capacidad de 376 metros cúbicos en grano y 870 metros cúbicos en entrepuentes. La escotilla mayor, a proa, medía 4,10 x 3 m y la pluma de mayor potencia tenía una izada de tres toneladas, con un abra de 4,3 m.
Propulsado por una máquina alternativa de triple expansión con una potencia de 1.300 caballos indicados, fabricada por el mismo astillero y alimentada por dos calderas escocesas de llama en retorno, le permitía mantener, con buen tiempo, una velocidad de 12 nudos. Consumía carbón a un régimen de 26 toneladas por singladura y tenía unas carboneras con capacidad para 176 toneladas.
Compañía Trasmediterránea quedó oficialmente constituida el 25 de noviembre de 1916 e inició sus singladuras el 1 de enero de 1917. El aporte financiero y de buques a la recién creada sociedad anónima estuvo formalizado por las navieras Compañía Valenciana de Vapores Correos de África, Sociedad Línea de Vapores Tintoré, Ferrer Peset Hermanos y Sociedad Anónima Navegación e Industria. En el transcurso de 1917, sucesivas operaciones financieras permitieron la adquisición de las sociedades Compañía Marítima de Barcelona y Compañía Anónima de Vapores Vinuesa y, en 1918, se produjo la de Isleña Marítima y Compañía Mahonesa de Vapores.
La Sociedad Anónima Navegación e Industria aportó 1.500.000 pesetas, correspondiéndole 500 acciones. En dicho capital figuraban varios inmuebles, entre otras los Talleres Nuevo Vulcano, de Barcelona. Por ser trámite necesario la autorización del Estado sobre la concesión de los servicios de comunicaciones marítimas a su cargo a favor de la recién creada Compañía Trasmediterránea, no fue hasta el año siguiente cuando pasaron a su contraseña los buques Atlante, Delfín, Reina Victoria, Hespérides y el remolcador Canarias.
En esta nueva etapa, el vapor Reina Victoria atendió la línea Málaga-Melilla y también navegó en el Estrecho y Baleares. Transcurrieron así otros seis años, en su constante ir y venir cumpliendo con el contrato oficial, hasta que en enero de 1923 fue sometido a una importante reparación en el puerto de Palma de Mallorca, finalizada la cual pasó a cubrir la línea Palma-Valencia. El 20 de mayo del citado año fue el barco encargado de la inauguración de la línea Alicante-Orán, servicio en el que se mantuvo hasta 1924, en que volvió de nuevo al sector de Baleares prestando servicios en la línea Palma-Alicante, así como en las líneas Palma-Marsella y Palma-Argel, alternando en estas mismas fechas, viajes de Alicante a Orán.
Durante la guerra de África el vapor Reina Victoria participó en el transporte de tropas y material militar, lo mismo que otros buques de Compañía Trasmediterránea requisados al efecto. En abril de 1.931, con el advenimiento de la II República y cumpliendo orden gubernativa, cambió su nombre original por el nuevo de Ciudad de Melilla, que ostentaría hasta el final de su vida marinera.
El 18 de julio de 1936 el vapor Ciudad de Melilla se encontraba en Canarias y durante la mayor parte de este período prestó servicios en la línea Sevilla-Canarias, sin que tuviera participación en acciones militares. En abril de 1939, terminada la contienda, el citado buque se reintegró a los servicios regulares de comunicaciones marítimas de soberanía nacional.
Por espacio de un año, entre abril de 1941 y mayo de 1942, el buque Ciudad de Melilla fue sometido a obras de gran carena y reforma en el puerto de Palma de Mallorca. El 14 de mayo del citado año salió de Palma con destino a la factoría Unión Naval de Levante, en Valencia, entrando en dique seco, donde permaneció hasta el 24 de junio siguiente, en que entró de nuevo en servicio en las líneas Palma-Mahón y Palma-Alicante. A finales de noviembre del citado año pasó a cubrir la línea Málaga-Melilla y hasta 1950, en que entró en servicio la motonave Ciudad de Ibiza, el vapor Ciudad de Melilla navegó en las líneas secundarias de Baleares, especialmente en los enlaces Palma-Alicante y Palma-Mahón, así como Barcelona-Mahón.
A finales de 1951 recaló en aguas del archipiélago canario destinado por Compañía Trasmediterránea para reforzar los servicios interinsulares, entonces a cargo de los históricos correíllos negros. Cuando llegó a las islas, el barco –que por entonces contaba con más de cuarenta años de vida marinera– cubrió durante varios meses las líneas Las Palmas-Tenerife, Tenerife-La Gomera-El Hierro y Tenerife-La Palma, invirtiendo el orden del itinerario en semanas alternas.
Entre los hechos más destacados de esta etapa figura el viaje efectuado el 19 de mayo de 1952, fecha en la que llevó a bordo en viaje de Santa Cruz de Tenerife a Santa Cruz de La Palma, a una imagen de Nuestra Señora de Fátima, donada por promotores de Galicia, que había sido embarcada con toda solemnidad el día anterior en el puerto tinerfeño. Dicha imagen estaba destinada al monumento de su mismo nombre, situado en lo alto del pueblo de Las Manchas, en el valle de Aridane, en el lugar donde el 8 de julio de 1949 se detuvo la lava de la erupción del volcán de San Juan, a unos metros de la histórica ermita de San Nicolás, cuya desaparición resultaba inminente.
La puesta en servicio de las modernas motonaves Ciudad de Barcelona, Ciudad de Granada y Ciudad de Burgos en las líneas de Baleares, así como la incorporación de los buques Ciudad de Huesca y Ciudad de Teruel a la línea Málaga-Melilla, motivó la retirada del veterano Ciudad de Melilla, que causó baja en el contrato con el Estado en abril de 1956. El 12 de abril de 1957 fue vendido para su desguace, siendo desmantelado en junio de 1958 en el puerto de Barcelona.
Bibliografía:
– Díaz Lorenzo, Juan Carlos (1989). Cien años de vapores interinsulares canarios. Santa Cruz de Tenerife.
– Díaz Lorenzo, Juan Carlos (1998). Trasmediterránea. Historia de la Flota. Madrid.
– Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2000). El volcán de San Juan. Crónica de una erupción del siglo XX. Madrid.
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– Font Betanzos, Francisco (2010). Orígenes y constitución de la Compañía Trasmediterránea. Evolución económica y comercial en el siglo XX. Cádiz.
– García, Laureano. Ciudad de Melilla. En www.trasmeships.es
– González Echegaray, Rafael (1977). La Marina Mercante y el tráfico marítimo en la guerra civil. Madrid.
Fotos: Archivos de Laureano García (www.trasmeships.es) y Juan Carlos Díaz Lorenzo.