Entre 1951 y 1954, la flota de Altos Hornos de Vizcaya se incrementó con la incorporación de cuatro nuevos buques, entre ellos los dos últimos gemelos de nueva construcción propulsados a vapor, que recibieron los nombres de “Marqués de Triano” y “Alfonso de Churruca”. Y los dos primeros buques de propulsión diésel de la historia de la citada compañía, que recibieron los nombres de “Conde del Cadagua” y “Juan Tomás de Gandarias”.
Los dos primeros habían sido especialmente diseñados para el embarque de carbón en el puerto de San Esteban de Pravia, con destino a los Altos Hornos de Vizcaya. En el caso que nos ocupa, el buque “Alfonso de Churruca” tomó forma en el astillero de la Sociedad Española de Construcción Naval en Sestao y entró en servicio en julio de 1954.
A pesar de que entonces ya se imponía el motor diésel, AHV tomó la decisión de que fueran propulsados por máquinas de vapor debido a la imposibilidad de conseguir motores diésel debido a que era prácticamente imposible su importación por las trabas que imponía el INI de Juan Antonio Suanzes y las dificultades que entonces tenía la industria nacional para la producción de este tipo de propulsores.
De 2.469 toneladas brutas, 1.230 toneladas netas y 3.505 toneladas de peso muerto, medía 88,40 m de eslora, 12,76 m de manga y 6,71 m de puntal. Disponía de cuatro bodegas y, como se cita, estaba propulsado por una máquina alternativa de triple expansión, que tomaba vapor de dos calderas y desarrollaba una potencia de 900 caballos sobre un eje y mantenía una velocidad de 10,7 nudos.
Su vida marinera transcurrió en aguas del Cantábrico, en su oficio de carbonero, hasta 1977, en que después de una etapa de amarre en la dársena de La Benedicta, se vendió al año siguiente para desguace a Revalorización de Materiales, acabando así su existencia. Éste y su citado gemelo serían relevados por los buques “Borna” y “Barrosa”, comprados de segunda mano al armador Joaquín Dávila y renombrados “Hornos Sestao” y “Hornos Baracaldo”, respectivamente.
Este buque rendía homenaje a la figura de Alfonso de Churruca y Calbetón (Bilbao, 20 de abril de 1884 – Bilbao, 31 de diciembre de 1970), hijo del ingeniero Evaristo de Churruca y Brunet, primer conde de Motrico, y de su esposa Ramona Victoria Calbetón y Blanchón. Pertenece a la promoción de Ingenieros Industriales de Bilbao de 1905 y un año después, tras un periodo de prácticas en Cockerill (Bélgica), ingresó en Altos Hornos de Vizcaya, ocupando el cargo de subdirector en 1936.
Diputado por Guipúzcoa en 1919, en representación del maurismo –reelegido en 1920 y 1923–, en enero de ese mismo año formó parte del primer consejo de administración del Gran Hotel Carlton de Bilbao, junto a otros representantes de la alta burguesía vizcaína. Procurador de la Asamblea Nacional en 1926 y procurador en Cortes desde 1942, presidió la Junta de Obras del Puerto y Ría de Bilbao (1939-1968), fundó la Liga Guipuzcoana de Productores y la rama hispana del Instituto Internacional del Hierro.
Entre 1956 y 1965 desempeñó la presidencia del consejo de administración de Altos Hornos de Vizcaya, etapa en la que impulsó una modernización y renovación de la producción, con la introducción del tren Blooming-Slabbing, nuevas baterías de coque, acería LD, trenes de alambre y redondo, laminación de bandas en caliente y la contratación de un nuevo horno alto que entró en servicio dos años después de que hubiera dejado la presidencia de AHV, por razones de salud.
Alfonso de Churruca presidió CAMPSA desde 1946 y figura entre los promotores de PETRONOR en 1968. Asimismo, desempeñó la presidencia de la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas (SECEM) y Azucarera Española, consejero del Banco de Bilbao, Banco de Comercio y Banco de Irún. Como miembro destacado de la sociedad bilbaína, perteneció al Patronato de la Escuela de Ingenieros de Bilbao, Patronato de la Universidad de Deusto y de la Junta Vizcaína de Cultura, presidente del Real Sporting Club (1932-1934) y de la Sociedad Bilbaína (1939-1940).
En lo familiar, contrajo matrimonio en Las Arenas, el 15 de octubre de 1912, con María Teresa de la Concepción Margarita de Zubiría y Urízar —hija de Luis de Zubiría e Ybarra, consejero y fundador de Altos Hornos de Vizcaya—, fruto de cuya unión nacieron dos hijos: María de los Dolores y Alfonso, fallecido este último en el frente de Toledo, el 2 de marzo de 1939.
Caballero de la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Medalla de Oro del Trabajo, Medalla de Oro de Vizcaya y Medalla de Oro de Motrico, se le otorgó el título de conde de El Abra, el 18 de julio de 1969, “en reconocimiento a sus desvelos y meritorio trabajo en defensa y promoción del puerto de Bilbao”, leemos en su biografía publicada en la web Real Academia de la Historia (dbe.rah.es).
Foto: archivo de Juan Carlos Díaz Lorenzo