El Gobierno del Reino Unido proyecta un nuevo buque insignia yate de Estado sucesor del emblemático “HMY Britannia”, construido en 1954 y dado de baja en 1987, para promover la política de sus intereses diplomáticos y comerciales en todo el mundo. Será construido en astilleros británicos, en un intento para respaldar el prestigio perdido en este sector, a excepción de la industria naval militar, según fuentes oficiales.
Los defensores del Brexit han reclamado reiteradamente la necesidad de disponer de un buque insignia para promover el comercio mundial, considerando que podría ser un vehículo excelente para potenciar nuevos acuerdos de libre comercio ahora que Gran Bretaña ha abandonado la Unión Europea.
Aunque el Gobierno de Boris Johnson aun no ha facilitado más detalles sobre su coste y construcción, y ha evitado decir cuál será su posible nombre, el periódico “Sunday Telegraph” ha publicado la semana pasada que ostentará el nombre del difunto príncipe Felipe de Edimburgo.
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