A la historia de la industria aeronáutica soviética pertenece el avión Tupolev Tu-104, que tiene el privilegio de ser el primer reactor comercial nacido en tiempos de la URSS, operado por la entonces aerolínea estatal Aeroflot. Carlos Salazar, en su página facebook, nos deleita con esta imagen del singular avión, cuyo primer ejemplar de serie producido en la planta de Jarkov, en Ucrania, voló por primera vez el 6 de noviembre de 1955.
Seguía el diseño del avión británico De Havilland Comet y consumía mucho combustible, de modo que para un vuelo Moscú-Madrid tenía que repostar en Luxemburgo. Y como apunta Fernando Llorente, el ruido de los motores era ensordecedor, por lo que a los pasajeros se les suministraba unos tapones de algodón, para amortiguar su impacto. Alcanzaba una velocidad máxima de 950 km/h, tenía un alcance de 2.650 kilómetros con un peso máximo de 110 toneladas y un techo de servicio de 39.000 pies.
El avión Tupolev Tu-104 marcó un hito en la historia de la industria aeronáutica de su tiempo. Está basado en el bombardero Tupolev Tu-16 “Badger”, del que heredó las alas, los motores y las superficies de cola. El fuselaje era de nuevo diseño, en una cabina presurizada y más ancha, con capacidad inicial para 50 pasajeros, aunque la serie Tu-104A, propulsado por motores Mikulin, permitía una configuración estándar de 70 asientos.
La producción cesó en 1960 después de fabricar unas doscientas unidades. En Aeroflot estuvo en servicio hasta 1981. Hubo otras versiones de mayor capacidad, hasta el centenar de pasajeros e incluso un par de prototipos de carácter militar, algunos de los cuales se utilizaron para el entrenamiento de cosmonautas. Llevaba cinco tripulantes; dos pilotos, un mecánico, un operador de radio y un navegante, que ocupaba un asiento dispuesto en el morro acristalado.
Foto: Archivo de Carlos Salazar