A la última etapa de aquella gran compañía que fue CEPSA pertenece el petrolero de productos “María Sofía”, primero de una serie de cuatro buques de 21.000 metros cúbicos de capacidad construidos y alistados entre 1979 y 1982 en el astillero de Sevilla, por encargo de Marítima Petrolquímica (Marpetrol).
De los cuatro buques, tres de ellos enarbolaron la contraseña de CEPSA fletados en régimen de “bare boat” con los nombres de “María Sofía”, “Caterina” y “Albuera”, mientras que el buque “Alcudia” —“Julia Rose” sobre el proyecto— se entregó en abril de 1980 a REPESA con el nombre de “Alcudia”, pasando más tarde a ENPETROL, CAMPSA y CLH, en función de las sucesivas denominaciones de la empresa.
Del primero de la serie, construcción número 221 de AESA Sevilla, fue puesta la quilla el 20 de septiembre de 1978, botado el 16 de diciembre de 1978 y entregado el 11 de octubre de 1979. Para el mando del nuevo buque, CEPSA designó al capitán José Luis Chinea López y el jefe de máquinas Ernesto Monterrubio. En las pruebas de mar realizadas en el golfo de Cádiz hubo problemas con la hélice, por lo que el buque regresó al astillero antes de su entrega definitiva.
Manuel Rodríguez Aguilar, que estuvo embarcado de alumno casi trece meses seguidos entre 1980 y 1981, recuerda que “en su amplio puente disponía de dos radares pero carecía de sistemas de navegación. Los primeros viajes al norte de Europa fueron bastante complicados porque se trataba de una zona de navegación muy frecuentada, había que ajustarse a unas rutas muy precisas y el tiempo era realmente malo con fuertes temporales y persistentes nieblas. De esa forma no era raro pasar muchas horas sin tener una posición verdadera y sentir una desagradable sensación de encontrarte perdido. Para el tercer viaje se montó un equipo de navegación hiperbólica Decca de modelo antiguo (de segunda o más manos), junto con un buen puñado de cartas, y todo mejoró sensiblemente ganando en seguridad y precisión”.
En 1982, los buques “María Sofía” y “Caterina” fueron renombrados “Talavera” y “Astorga”, respectivamente. En el caso del segundo, el cambio se produjo tras su transformación en asfaltero en el astillero Unión Naval de Levante, siendo, a partir de entonces, el buque de su clase de mayor capacidad de la Marina Mercante española y durante varios años estuvo haciendo fletes a los Grandes Lagos de Canadá.
El 25 de enero de 1985, el petrolero “María Sofía” sufrió averías de consideración en la hélice, timón y zona de popa tras un incidente a la entrada del puerto de Ceuta por culpa de una violenta racha de viento. Procedía de Tenerife y aunque se encontraba cargado no se produjeron derrames, pudiendo ser reflotado con ayuda de remolcadores. Tras la descarga procedió al puerto de Valencia para efectuar reparaciones en el astillero de Unión Naval de Levante.
En 1988, tras la venta de la flota de CEPSA, los tres petroleros fletados en régimen de “bare boat” retornaron a la gestión de Marpetrol, siendo renombrados “Mar Sofía”, “Mar Caterina” y “Mar Patricia”, respectivamente. Durante casi diez años navegaron en tráficos nacionales e internacionales hasta su venta a armadores extranjeros a partir de 1997.
El buque “Mar Sofía” se vendió en 1997 a Capraia Shipping Co. Ltd., siendo abanderado en Malta con el nuevo nombre de “Capraia”. Revendido en 2003 a Bryggen Shipping & Trading, abanderado en Noruega y renombrado “Dreggen”, en febrero de 2005 arribó a Alang (India) para desguace.
De 9.890 toneladas brutas, 6.107 toneladas netas y 15.455 toneladas de peso muerto, medía 149,60 m de eslora total —134 m de eslora entre perpendiculares—, 21,40 m de manga, 13,30 m de puntal y 9 m de calado. Disponía de una sección de carga de 18 tanques, con una capacidad de 20.639 metros cúbicos y estaba propulsado por un motor Burmeister & Wain 7K45GF, que desarrollaba una potencia máxima de 6.150 caballos sobre un eje y mantenía una velocidad de 14,5 nudos. IMO 7728534.
Foto: FotoFlite vía archivo de Manuel Rodríguez Aguilar para puentedemando.com