Elías Lönnrot nació el 9 de abril de 1802 en Sammatti, un pequeño pueblo situado en el sur de Finlandia, en el seno de una familia humilde. El talento del joven se hizo notar desde muy temprana edad, pues aprendió a leer a los cinco años y los libros se convirtieron en su gran pasión[1].
Para un niño de habla finesa, el aprendizaje del sueco resultaba al principio difícil, ya que en aquel entonces no existían colegios en lengua finesa, pero la tenacidad y sus ganas de aprender permitieron que progresara y lograse continuar sus estudios a partir de 1816 en la escuela catedralicia de Turku. Sin embargo, la permanencia en esa ciudad lejana de la casa familiar requería dinero y a veces la escasez de medios económicos obligó a Elías a coger la aguja y las tijeras de sastre, como hacía su padre. El sacerdote de su comarca natal lo ayudó a continuar sus estudios, esta vez en la localidad de Porvoo, hasta que en 1822 logró matricularse en la Universidad de Turku.
Siguiendo las costumbres de la época, Lönnrot estudiaba varias materias universitarias –medicina, latín, griego, historia y literatura- y, al mismo tiempo, entabló amistad con un pequeño círculo de profesores y estudiantes de ideas nacionalistas, cuya aspiración era fomentar la lengua propia del país.

Gracias a sus estudios, Lönnrot se mantuvo al corriente de las últimas publicaciones de la poesía popular. Al igual que otros muchos de sus compañeros, trabajó como preceptor y en el verano de 1824 pasó una temporada en la casa solariega de Laukko, en la comarca de Vesilahti [Finlandia occidental], donde cantaban algunas canciones de métrica kalevaliana. Lönnrot se dedicó a transcribirlas y conoció a vendedores ambulantes procedentes de la Carelia nororiental que sabían cantar.
Dirigido por el profesor Reinhold von Becker, Lönnrot redactó su tesis doctoral sobre mitología finlandesa, centrándose en la figura de Väinämöinen. El trabajo, escrito en latín, se publicó en 1827. En aquel momento, la idea de emprender un viaje a Carelia para recopilar la poesía popular rondaba en su cabeza y allá viajó en el verano de 1928, recopilando poesía en las provincias de Savo y de Carelia. Según sus propias palabras quería “tener una visión más amplia de su país, aprender a conocer su lengua en las distintas variedades dialectales, pero sobre todo recoger los frutos de su poesía popular, extraordinariamente bella”[2].
Los viajes se prolongarían hasta 1844, realizando durante esos años numerosas expediciones, sobre todo a Carelia. Más tarde ejercería como profesor de lengua finesa en la Universidad de Helsinki, alcanzando el doctorado en Filosofía y Letras, etapa en la que fundó la primera revista de habla finesa, titulada Mehiläinen [La abeja].
Claro ejemplo de tesón y talento, Elías Lönnrot está considerado el “segundo padre” de la lengua finesa, después de Mikael Agrícola, traductor al finés de la Biblia. Además del Kalevala, es el autor de Kantelatar (1840) y Loitsurunoja (1829 y 1880). También publicó colecciones de proverbios, adivinanzas y poemas populares finlandeses. Falleció en su villa natal el 19 de marzo de 1884.
Aleksis Kivi
Nació el 10 de octubre de 1834 en Palojoki, un pequeño pueblo a las orillas de Numijärvi, en la provincia de Uusimaa. Sus padres hablaban sueco, idioma que él asimiló cuando se trasladó, a la edad de 11 años, a Helsinki para continuar sus estudios. El dominio de este idioma era condición indispensable para acceder a los estudios de bachillerato y sacerdocio, pero en 1857, después de obtener su título de bachiller, Kivi tomó la decisión, importante para él y también para la literatura finlandesa, de dejar sus aspiraciones de sacerdote para convertirse en escritor y, sobre todo, en escritor en la lengua finesa.
Presente en Turku desde 1860, su gran afición a la lectura se extendió más allá de las lecturas escolares y universitarias, para alcanzar la literatura universal. Según se ha publicado, Kivi leía toda clase de literatura –desde la Historia Mundial de Held y de Corvin, los poemas de Stangnelius y los dramas de Shakespeare, hasta los libros sobre el análisis químico y periódicos, ejerciendo sobre él una gran influencia.
Su período más importante de producción literaria comenzó a mediados de 1850, con la obra Bröllopsdansen [El Vals de los Novios] y finalizó en 1871 con la pieza teatral Margareta. Con la obra Nummisuutarit [Los Zapateros de la Landa] recibió en 1865 el Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose pronto en una de las obras finlandesas de mayor aceptación, siendo catalogada como un clásico dentro de la dramaturgia nacional.

Kivi encontró en Fredrik Cygnaeus, profesor de Estética y Literatura Moderna, a uno de sus más fieles colaboradores. Desde las primeras obras premiadas, caso de Kullervo, Nurmmisuutari y la novela Seitsemän Velijesta [Los Siete Hermanos], obra que pronto fue considerada como novela nacional, puso todo su prestigio y autoridad para apoyar y propagar el talento de Aleksis Kivi. En 1869, tras la representación pública de Lea, el director de teatro Kaarlo Bergbom se convirtió en otro de los promotores de sus obras. A ello contribuyó el hecho de que fueran escritas en un entorno sueco parlante, haciéndose especialmente patente durante su estancia en Siuntio.
Entre sus musas debemos mencionar a sus amantes Albina Palmqvist, hija de un empresario textil de Helsinki, y Aurora Hemmilä, hija de un encargado de posta en la localidad de Mäntsälä. Sin embargo, Kivi no se casó, ya que para la sociedad de la época no poseía lo esencial: un cargo público y una remuneración adecuada. Muchas de sus obras expresan su anhelo por una familia propia. Kivi era, dentro de su sociedad, un desafortunado.
Sin embargo, su sorprendente imaginación, su conocimiento de la gente y su sabiduría literaria fueron sin duda fuente de energía en su carrera literaria, como también lo fueron, siendo visible en muchas de sus obras, su amor y compasión hacia el prójimo, su humor incomparable y su entendimiento de lo cómico y de lo trágico.
En Tuusula, la tierra de su madre, Kivi encontró el lugar de reposo para sus últimos días de sufrimiento y de enajenación mental. Falleció el 31 de diciembre de 1872, cuando contaba 38 años de edad. Sin embargo, como escritor le esperaba la inmortalidad, caso de sus obras Los Siete Hermanos y Los zapateros de la Landa, que figuran entre las obras clásicas de la literatura finlandesa.
Johan Ludvig Runeberg
La tercera personalidad clave de esta etapa es Johan Ludvig Runeberg, considerado el poeta nacional finlandés, aunque escribió en sueco y, además, ejerció gran influencia en la literatura sueca. La poesía de Runeberg ha sido comparada a la de los grandes románticos europeos como Hugo, Shelley, Keats, Lermontov y Petöfi. Fue el primer escritor finlandés que consiguió resonancia nacional.
Nació el 5 de febrero de 1804 en Pietarsaari, localidad situada en las costas del Golfo de Botnia. Estudió en la Universidad de Turku, e hizo amistad en la década de los años veinte con Zachris Topelius, prestigioso escritor de novelas históricas. Cuando su situación económica se hizo difícil, Runeberg trabajó como tutor personal en Saarijarvi, población de la Finlandia central.
Graduado en 1827, en 1831 contrajo matrimonio con Fredrika C. Tengström, de cuya unión nacieron ocho hijos. Entre 1831 y 1836, Runeberg trabajó como profesor en la escuela privada de Helsinki. De esta época es su obra Hanna (1836). En 1838 fue ordenado sacerdote de la iglesia luterana y posteriormente ejerció como profesor de Literatura latina en las universidades de Helsinki y de Porvo.
Runeberg canta el heroísmo del campesino finlandés en Poemas (1830) y en Los cazadores de alces (1832) y es autor del poema épico El rey Fjalar (1844). Dikter (1831) fue su primera colección de poemas y reflejó su amor por los paisajes finlandeses y sus habitantes. El poema describe al campesino Paavo de Saarijarvi, que repetidamente pierde su cosecha por las heladas, y a pesar de ello nunca se queja de su suerte. La figura de Paavo se convirtió en uno de los más duraderos iconos finlandeses. En 1838 fundó el diario Borga Tidning, en lengua sueca, del que fue su editor y al mismo tiempo ejerció de profesor del liceo de aquella ciudad.

El incipiente sentimiento de espíritu nacional de la primera mitad del siglo XIX hizo que dedicara su lírica, principalmente, a los temas de inspiración finlandesa. Sus opiniones liberales y ataques a mentes estrechas provocó uno de los más importantes debates sobre la religión de este período.
Entre sus obras más importantes hay que destacar Fänrik Ståhls Sägner [Relatos del alférez Stool], en dos tomos (1848 y 1860), en la cual el poeta describe, en forma de 35 canciones épicas o cantares, los acontecimientos de la guerra de Finlandia (1808-1809) en la que el país, hasta entonces parte del reino de Suecia, pasó a formar parte del imperio ruso como un Gran Ducado autónomo.
El primer poema de esta obra o la introducción se titula Vart land, es decir, nuestro país, y forma la letra del himno nacional finlandés, con música de Fredrik Pacius, interpretado por primera vez el 13 de mayo de 1848, por los estudiantes que celebraban “El día de la Flora”, en una pradera de Helsinki. Runeberg había escrito el texto original en sueco dos años antes y el poema se publicó en el otoño de 1846 como prólogo a su obra Relatos del alférez Stool. Algunos autores sostienen que la inspiración para componer Vart land procede de la obra de Mihaly Vörösmarty Szózat, el himno nacional húngaro publicado en 1836.
Pacius dirigió el coro de la Universidad en una lenta y majestuosa primera interpretación, andante maestoso, que emocionó a la multitud. El discurso principal de la celebración estuvo a cargo del profesor Fredrik Cygnaeus y concluyó con el brindis “Por Finlandia”. Los estudiantes portaban una bandera que representaba un león con corona de laurel sobre fondo blanco, realizada especialmente para la celebración, de ahí que se considere la primera bandera de Finlandia. Al final, una audiencia compuesta por cientos de personas se unió jubilosamente a Vart land. Por primera vez se había presentado la idea de una identidad nacional finlandesa distinta, por lo que la composición ganó rápidamente la aceptación popular como expresión del sentimiento patriótico, sobre todo después de que Paavo Cajander, a finales del siglo XIX, publicará Maamme, su brillante traducción al finés.
Runeberg, de ideas conservadoras y moderado nacionalista, compuso sus poemas en sueco, pero su obra se tradujo al finés. En una época en la que la preocupación principal de las autoridades consistía en prevenir el surgimiento de las ideas radicales –el espíritu de la Marseillaise encontraba eco y apoyo en el país–, Vart land ayudó a calmar los anhelos patrióticos de los estudiantes. Runeberg falleció el 6 de mayo de 1877 en Porvoo y ese día fue luto nacional en Finlandia. Desde hacía trece años sufría una parálisis que le impidió escribir de nuevo.
Hasta bien entrado el siglo XX, los finlandeses respondían fuertemente al idealismo político expresado en ambas obras de Rubenerg, por lo que su autor fue rápidamente elevado al status de poeta nacional. En la actualidad, las dos comunidades lingüísticas de Finlandia lo consideran como intérprete de su espíritu y del alma finlandesa.
Notas:
[1] Entre sus vecinos las ganas de leer de Elías dieron lugar a numerosas anécdotas e historias. “¡Levantaos ya! Elías lleva tiempo sentado en la rama de un árbol leyendo”, así solía despertar la mujer del vecino a sus hijos. Otra historia cuenta que pidió una vez pan para saciar su hambre y al decirle su madre que no tenía en aquel momento él le contestó: “Pues entonces leeré”.
[2] Fernández, J y Ojana, U. Elias Lönnrot: Kalevala. Editorial Alianza. Madrid, 2004.
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo,