El movimiento romántico nacional finlandés floreció durante los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX. El modernismo encontró su inspiración e influencia en el poema épico Kalevala y logró el desarrollo de un movimiento denominado karelianismo, en alusión a la región de la cual proceden las historias que compila Elías Lönnrot, después de varios años de trabajo junto a los bardos carelianos.
La plaza Rautatientori está rodeada de edificios importantes en la historia de la arquitectura y la sociedad de Helsinki y Finlandia. Corresponden a diferentes épocas y, en consecuencia, estilos, conservando cada uno de ellos el sello de su propia identidad. El más llamativo de todos es la estación de ferrocarril, considerado el ejemplo más significativo dentro del estilo romántico nacional. Es obra del arquitecto Eliel Saarinen, el autor más destacado de este movimiento y las obras finalizaron en 1919.
En la zona que referimos, en el lado norte, se encuentra uno de los primeros edificios modernistas de la capital del país: el Teatro Nacional Finlandés [Suomen Kansallisteatteri]. Su fábrica impresiona. Construido en granito gris y techado con tejas rojas, su aspecto exterior le hace parecer que lleva allí mucho tiempo y, sin embargo, data de comienzos del siglo XX. El proyecto, cuyo concurso fue convocado en 1899, salió del tablero del arquitecto Onni Tarjanne (1864-1946) y tiene influencias de la arquitectura de H. H. Richardson, también conocido como “baronial style” de Escocia. Abrió sus puertas con la solemnidad del momento en 1902, bajo la dirección de Emilie y Kaarlo Bergbom. El aspecto que conocemos en la actualidad es el resultado de tres ampliaciones conservando el mismo estilo y fueron realizadas en 1954, 1976 y 1987.
La historia dice que el Teatro Nacional de Finlandia fue fundado en 1872 en la ciudad de Pori, en tiempos del Gran Ducado y durante unos treinta años tuvo carácter ambulante. A finales del siglo XIX surgieron tensiones con las autoridades rusas, disconformes con la interpretación de las obras en lengua finesa, pues la élite social e intelectual de la época hablaba sueco.
Sin embargo, avanzaba el movimiento cultural y político que reclamaba la identidad nacional finlandesa y ganaba seguidores en la lengua y las artes, incluido el teatro, de modo que el edificio al que nos referimos es el primero en el que se escenificaron obras en idioma finés. Desde 1934 enfrente de la puerta principal se encuentra la estatua del escritor Aleksis Kivi, obra de Wainö Aaltonen. Ambos –edificio y estatua– son iconos representativos de la cultura nacional.
Fotos: Juan Carlos Díaz Lorenzo
Bibliografía: Ringbom, Sixten. Jugendstil, national romanticism and rationalism. En Art in Finland. p. 239. Helsinki, 2000.