El FBI y las autoridades aeronáuticas de EE.UU. han abierto una investigación para aclarar cómo un trabajador de la aerolínea Horizon Air, filial de Alaska Airlines, pudo despegar del aeropuerto internacional de Seattle-Tacoma a los mandos de un avión turbohélice Dash-8 Q400 (matrícula N449QX), que se encontraba en situación de mantenimiento y con el que estuvo volando y haciendo piruetas durante 90 minutos hasta que se estrelló en la isla Ketron, mientras dos aviones caza F-15 de la base aérea de Portland trataban de acompañarle para alejarlo de zonas pobladas.
El autor de esta insólita aventura se llamaba Richard Russell, había nacido en Alaska y tenía 29 años. Según informa la prensa norteamericana, trabajaba en el servicio de equipajes desde hacía tres años en uno de los aeropuertos más concurridos de EE.UU., aunque la oficina de la policía del condado dijo que se trataba de un mecánico. De pronto, subió al avión vacío, lo puso en marcha, rodó por la pista y despegó sin que nadie tratase de detenerle en su particular aventura. Puesto que estaba identificado y autorizado para trabajar en la zona operativa, se estima que no hubo violación de la seguridad del aeropuerto.
La policía ha descartado que tuviera vínculos con organizaciones terroristas y el FBI atribuye la acción a su deseo de suicidarse, según se desprende de las conversaciones mantenidas con la torre de control. Mientras vivía su particular aventura, los controladores del aeropuerto de Seatlle-Tacoma establecieron contacto para ayudarle a regresar y aterrizar con seguridad, a lo que Russell contestó que no lo necesitaba, pues “he jugado a algunos videojuegos antes”. Se describió a sí mismo como “un hombre roto, que tiene algunos tornillos sueltos, supongo; nunca lo supe hasta ahora”, dijo al tener conciencia de que, si volvía al aeropuerto, acabaría en la cárcel, por lo que pidió disculpas a quienes hubiera decepcionado por su acción.
El hecho de que volara el avión sin formación técnica reconocida y que hiciera referencia al aprendizaje en videojuegos simuladores, es motivo de controversia entre las autoridades y los profesionales de la aviación, por lo que habrá que esperar al informe provisional de la investigación en curso. En todo caso, a la vista de lo sucedido, está claro que Russell tenía cierto dominio en el manejo de la aeronave que estuvo volando durante hora y media hasta que advirtió que estaba escaso de combustible y acabó estrellándose, siendo la única víctima. Varios testigos presenciales grabaron con sus móviles parte del episodio, en el que se aprecian las maniobras de Russell y el seguimiento de los aviones de combate.
Se considera probable que, a raíz de este suceso que ha dado la vuelta al mundo, habrá una revisión de procedimientos y nuevos protocolos de seguridad para el personal de los aeropuertos que tenga contacto directo con las zonas de operaciones de aeronaves. La memoria del 11-S de 2001 en EE.UU. está muy presente.

Fotos: Eric Salard y John Waldron / Reuters