En la bahía de entrada a la ciudad de Helsinki se encuentra un grupo de seis islas conocido como Suomenlinna (Sveaborg, en sueco). En ambos casos significa castillo. Es uno de los principales atractivos de la capital finlandesa y está declarado Patrimonio de la Humanidad. Hemos tenido ocasión de visitarlo y recorrerlo con detenimiento. Existe un servicio de ferries desde el puerto viejo de Helsinki y la distancia se cubre en apenas quince minutos de viaje.
La fortaleza comenzó a construirse en 1748 en tiempos del rey Federico I de Suecia, como protección frente al expansionismo de la Rusia imperial. Se trata de una red irregular de bastiones, cuyo proyecto militar corresponde al ingeniero Augustin Ehrensvärd, quien siguió las directrices del ingeniero militar Vauban, el más importante de su tiempo. El desarrollo del plan consistía en un conjunto que impidiera el desembarco en las playas próximas, asegurando el suministro de víveres y municiones, además de base naval.
En 1788 fue utilizada como base naval de operaciones en la guerra ruso-sueca. Sin embargo, durante la Guerra de Finlandia, la fortaleza se rindió el 3 de mayo de 1808 a Rusia, lo que facilitó durante el año siguiente la invasión del país por las tropas imperiales, comenzando un nuevo periodo en el que utilizada como base naval rusa y que habría de prolongarse hasta la independencia de Finlandia, el 6 de diciembre de 1917. Unos meses después, en 1818, con la joven nación envuelta en una guerra civil, la fortaleza fue utilizada como campo de unos ocho mil prisioneros de los guardias rojos y desde entonces recibió la denominación de Suomenlinna.
En la fortaleza existe una red de túneles, la mayoría de los cuales pueden ser visitados. La denominada Puerta del Rey (Kuninkaanportti) es la entrada principal original y también se considera el símbolo de Suomenlinna. Los jardines y la composición ponen de manifiesto el sentido urbanístico que se le imprimió al conjunto insular. Otros usos de Suomenlinna han sido netamente militares, como el emplazamiento de un regimiento de artillería y una base de submarinos. En 1939, cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, fue utilizada como base de las baterías de costa, baterías antiaéreas y submarinos.
En la isla Pikku Mustasaari se encuentra la Academia Naval y excepto este emplazamiento, desde 1973 el resto tiene carácter civil. En 1991 Suomenlinna fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Las seis islas ofrecen distintos ambientes y en la actualidad residen unas 850 personas, que aumentan en verano, cuando se convierte en un reclamo turístico importante. Según cifras oficiales, cada año recibe más de 700.000 visitantes. Existe un grupo de casas de madera de la época rusa, bien conservadas. El café Piper, por ejemplo, abrió sus puertas en 1928.
La iglesia luterana es fruto de la reconversión de una iglesia ortodoxa y es uno de los edificios más notables. Edificada en 1854, la torre del campanario cumple, además, con la función de faro de navegación marítima y aérea. Existe un museo “avant-garde”, estudios para artistas, un teatro y también está el submarino “Vesikko”, que se encuentra en perfecto estado de conservación y al que hemos tenido la oportunidad de visitar.
La Junta de Gobierno de Suomenlinna, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, es responsable de la restauración, el mantenimiento y el desarrollo de la fortaleza insular, así como de la coordinación de los servicios de turismo. Las fortificaciones y los edificios de la guarnición han sido restaurados para crear espacios residenciales y de trabajo, salas de reuniones y banquetes, restaurantes y museos. La fortaleza ha sido la puerta de entrada a Finlandia de numerosas tendencias culturales europeas. En la actualidad, se organizan anualmente en Suomenlinna diversos eventos culturales de alta calidad. La tradición artística y la artesanía siguen vivas en el trabajo de distintos artesanos y en la restauración y el reacondicionamiento de veleros tradicionales.
Foto: Migro