Suelta de palomas mensajeras desde el “Ciudad de Valencia”

El pasado jueves 5 de mayo los colombófilos canarios encestaron sus palomas para la primera suelta de altamar de esta temporada que se celebró el domingo siguiente desde la cubierta del ferry “Ciudad de Valencia”, de Naviera Armas Trasmediterránea, en viaje entre Lanzarote y Cádiz. Han sido sueltas valederas para el campeonato de España de medio fondo y fondo, explica Manuel Clemente Pérez, socio desde hace más de cuarenta años de la Real Sociedad Colombófila de Tenerife.
Manuel Clemente Pérez, directivo de la centenaria Real Sociedad Colombofilia de Tenerife y colaborador de la Real Federación Colombófila Española que preside Tomás Montiel y tiene a Juan Jesús Martín González como delegado en Tenerife, señala que se trata de un proceso arduo y laborioso donde están implicadas muchas personas. Los colombófilos, desde muchos meses antes de ese día, dedican gran parte de su tiempo a la preparación de sus atletas alados poniendo el mayor esmero en sus cuidados, alimentación, salud y entrenamientos.
Todo comienza el día de la recogida donde los socios integrantes de todos los clubes de Canarias adscritos a la Real Federación Colombófila Española llevan a su club las palomas seleccionadas para estas sueltas. Previamente, cada paloma ha sido censada e identificada con su anilla de nido, incorporándoles un chip electrónico con un código que se identifica con su anilla original.
Tras un riguroso control, este chip se pasa por una base conectada a un programa informático que registra y certifica que la numeración coincide con su anilla de nido. Una vez, verificada la paloma se introduce en la cesta correspondiente según su sexo.
En las sueltas de altamar y debido a las noches que pasan fuera de su palomar, el número máximo de palomas permitido por cesta es de quince.
Registradas todas las palomas, cada club cumplimenta un acta firmada y sellada donde se detalla la numeración de cada una de las palomas que van en cada cesta con los precintos correspondientes, que impedirán que se puedan manipular en el trayecto hasta el punto de suelta.
Antes de embarcar, todas las palomas se transportan hasta un recinto determinado para su verificación antes del embarque y posterior suelta desde un punto a determinar con sus correspondientes coordenadas en altamar, el cual dependerá de la velocidad del barco y la hora de suelta programada.
En el punto de partida, un delegado de la RFCE certifica (mediante la documentación entregada por cada club) que las cestas están con sus correspondientes precintos y que en su interior van los animales (con la numeración de sus anillas) que se han registrado.
Una vez comprobado, el delegado da fe que todo está correcto y en perfectas condiciones, se procederá a soltar las palomas por personas responsables que cuentan con muchos años de experiencia, mientras los colombófilos esperan ansiosamente que sus mensajeras realicen el recorrido y lleguen a su punto de partida que no es otro que su palomar, lugar donde nacieron.
Las palomas mensajeras son auténticas atletas y en estas sueltas desde el mar están sujetas a muchas dificultades y adversidades climatológicas, además de los peligros que puedan encontrar en el camino.
La colombofilia, actividad centenaria en Canarias, es el arte de criar y entrenar palomas mensajeras con fines deportivos con un sentido inherente de orientación y su apego al lugar donde se criaron lo que hace que regresen, siendo capaces de alcanzar velocidades y recorrer grandes distancias.



Fotos: cedidas para puentedemando.com
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