En el primer tercio de la década de los años sesenta del siglo XX se produjo un cambio radical en el transporte marítimo en Canarias. La empresa más importante del cabotaje era la sociedad Antonio Armas Curbelo, S.A., cuyo propietario contaba entonces poco más de setenta años de vida. Antonio Armas Curbelo (1899-1985) se había forjado en el trabajo cotidiano a pie de muelle, poseía una larga experiencia, tenía una sólida reputación, pero estaba ajeno a las nuevas tendencias. El relevo generacional fue un hecho decisivo y llegó de la mano de su hijo Antonio, quien imprimió un nuevo rumbo a la gestión de la compañía.
Antonio Armas Fernández es un hombre forjado desde niño en el negocio naviero y marítimo y con el paso de los años ha demostrado su capacidad y conocimiento del sector. Desde 1968, es decir, hace ahora cincuenta años, estaba plenamente incorporado a la gestión de la empresa familiar y en 1971 asumió el relevo efectivo. La empresa atravesaba entonces por una situación compleja, pues poseía una numerosa flota de barcos convencionales, pero la mayoría eran obsoletos, con unos costes de mantenimiento elevados y escaso rendimiento, que generaban cuantiosas pérdidas.
Antonio Armas Fernández diseñó entonces un plan de viabilidad, del que salió la necesidad de modernizar la estructura empresarial y acometer un reordenamiento de la flota, lo que implicó el amarre de la mayoría de los barcos convencionales, algunos de los cuales se vendieron a otros armadores, así como renegociar las deudas pendientes con los bancos y acreedores.
Conocedor de la importancia que tenía el cabotaje en el norte de Europa, especialmente en los países nórdicos y en el canal de la Mancha, cuyo tráfico se hacía un buques de carga rodada –sistema roll on / roll off, hasta entonces casi desconocidos en Canarias–, a comienzos de la década de los sesenta Antonio Armas Fernández había viajado en varias ocasiones a Dinamarca, Suecia y Noruega, así como a Inglaterra e Irlanda para conocer la operativa y desarrollo de buques, y entonces comprendió perfectamente que el futuro a corto y medio plazo del transporte marítimo en Canarias pasaba por un cambio radical de los medios disponibles.
Al respecto, escribe Antonio Armas Fernández que “para hacer posible aquel cambio tuvimos que vencer entonces numerosas dificultades de todo tipo, pero estábamos seguros de que era el camino correcto que habría de marcar el futuro, teniendo en cuenta la importancia creciente que estaba adquiriendo este sistema de transporte en mercados europeos similares. El tiempo nos ha dado la razón”.[1]
Decidido a emprender el desafío, Antonio Armas Fernández negoció un crédito en divisas por importe de 18 millones de pesetas para la adquisición en Dinamarca de dos buques rolones gemelos, cuya importación sería posible según lo previsto en el articulado de la Ley de Régimen Económico y Fiscal de Canarias –que con tanto entusiasmo defendió el malogrado abogado tinerfeño Antonio Carballo Cotanda–, para unidades menores de 900 TRB, que operasen exclusivamente en el archipiélago canario.
En agosto de 1973 fueron adquiridos a la compañía danesa DFDS los buques “Firlingen” y “Rollingen”, en el precio de 1,7 millones de coronas danesas cada uno, e importador y abanderados con los nombres de “Volcán de Yaiza”[2] –el pasado 23 de octubre se cumplieron 45 años de su llegada– y “Volcán de Tahíche”, renombrados así en honor de los volcanes de Lanzarote, tierra natal de la familia Armas Curbelo, que es originaria de Yaiza. Ambos buques, en origen, tenían la rampa de acceso al garaje situada a la banda de babor y para adaptarlos a su nuevo cometido, fue necesario hacer una obra para situar la rampa a popa, lo que se realizó en el astillero Enrique Lorenzo y Cía., Vigo. Los trámites de abanderamiento se prolongaron cuatro meses, de modo que su puesta en servicio se retrasó hasta enero de 1974.
Corresponde, pues, a Antonio Armas Fernández la autoría histórica de haber traído a Canarias los primeros buques rolones que han navegado en las islas; una decisión que, desde luego, también implicaba un cambio radical tanto en la estrategia del transporte como en las infraestructuras portuarias y por primera vez se abrió la mentalidad, con verdadero sentido práctico, de la necesidad de construir una auténtica “autopista marítima” entre las islas. El camino, sin embargo, estaría salpicado de numerosas dificultades.
En el momento de acometer esta nueva etapa, Antonio Armas ordenó el amarre de la flota convencional que estaba en servicio, a excepción de los buques “Antonio Armas”, “Puerto de Burriana” y “Barreras Puente”, que siguieron navegando en los servicios interinsulares y en las líneas de la Península al Sahara, en las que se mantuvieron hasta finales de 1975, en que acabó la presencia española en aquel territorio. Del resto de la flota, algunos buques se vendieron a otros armadores y los demás, amarrados desde hacía tiempo, acabaron en el desguace.
Para Antonio Armas Curbelo aquel momento resultó impactante. En apenas tres décadas, la flota de cabotaje del armador lanzaroteño había pasado de la vela al motovelero y al carguero convencional de vapor y motor diésel y ahora presenciaba el nacimiento de una nueva etapa totalmente diferente. El día de la presentación oficial del buque “Volcán de Yaiza” en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, al patriarca de la familia le asaltó una terrible duda, que la comentó a sus allegados: ¿podremos llenarlo algún día?. Y es que con sus 82 metros lineales de garaje, cabían ocho camiones con un alto de cuatro metros o su equivalente en igual número de trailers. Hoy en día la cifra puede parecer ridícula, pero entonces suponía un desafío importante.[3]
El carácter de pioneros en Canarias en este sistema de transporte marítimo estuvo sujeto en sus comienzos a una serie de dificultades e incomodidades en los puertos, por lo que el armador tuvo que acometer en la mayoría de los casos las obras de adaptación, además de entablar una larga lucha con la administración marítima y portuaria, poco proclive entonces a los cambios y la implantación de medios innovadores.
Los puertos canarios no estaban preparados para las operaciones de carga rodada. Los buques rolones, dotados de una rampa abatible a popa, precisaban de un atraque determinado y de unas escotaduras en los muelles donde apoyar las mismas. En el caso de los puertos de Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma, la maniobra había que hacerla perpendicular al muelle, fondeado a barbas de gato y sujeto a los vaivenes de la marea, lo que provocó frecuentes averías.
Cuando Antonio Armas Fernández compró los buques “Volcán de Yaiza” y “Volcán de Tahíche”, también había contratado la construcción de dos nuevos buques de mayor capacidad en el astillero Enrique Lorenzo y Cía., en la ría de Vigo. El proyecto había sido diseñado por el ingeniero naval Domingo Álvarez Arenas-Caramelo, con quien se establecería, a partir de entonces, una estrecha relación profesional. Las dos nuevas unidades, bautizadas con los nombres de “Volcán de Timanfaya” y “Volcán de Tisalaya”, entraron en servicio en enero y marzo de 1975. La incorporación de estos buques permitió aumentar la oferta en la línea entre las dos capitales canarias y en la línea Las Palmas-Lanzarote, donde la compañía tenía una fuerte implantación. En mayo del citado año se vendió el buque “Volcán de Tahíche”.[4]
A finales de la década de los setenta, la implantación del nuevo sistema de transporte marítimo había logrado la confianza de los transportistas y su afianzamiento era cada vez más significativo. A ello había contribuido una mayor flexibilidad de la Administración en los asuntos relacionados con los transportes interinsulares y las diversas mejoras practicadas en los puertos, sobre todo en las islas menores, que se hicieron patentes con la dotación de rampas fijas y móviles, y que permitían realizar las operaciones de carga rodada en óptimas condiciones.
Notas:
[1] Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2004). Naviera Armas. Una nueva generación. Carta del presidente, s/n. Naviera Armas. Santa Cruz de Tenerife.
[2] El Eco de Canarias, 23 de octubre de 1973, p. 16. “Hoy llega el primer buque roll-on-roll-off. El ‘Volcán de Yaiza’ (del armador don Antonio de Armas) efectuará el servicio de cabotaje interinsular”, crónica de Francisco Úbeda Kampoff. La presentación del buque en el puerto de Las Palmas se celebró el sábado 27 de octubre de 1973 (El Eco de Canarias, 28 de octubre de 1973, p. 15).
[3] Díaz Lorenzo, Juan Carlos (2004). Ibídem, p. 96.
[4] Ibídem, p. 97.
Foto: Cap. Jan Melchers (shipspotting.com)