Salvador Rodríguez Pérez, el entrañable amigo Salva, lo tenía todo. Todo lo bueno que puede tener una persona de bien, un hombre honesto, emprendedor, entusiasta de la vida. Educado y elegante en las formas, en el trato, en la cercanía, en el sentido noble de la amistad bien entendida. Una perspectiva amplia, una trayectoria interesante forjada entre la familia, el trabajo, la bondad de las buenas amistades y el deporte, especialmente el fútbol y su etapa en el legendario Tenisca y el C.D. Fuencaliente, club y equipo del que era su alma mater.
Valores acrisolados desde la cuna y enaltecidos en su ciclo vital y en su forma de ser. Le decíamos al amigo Luis Manuel –que ha sido quien esta mañana nos ha dado la triste e injusta noticia–, que Salva es uno de los fuencalenteros más relevantes de su generación, que también es la nuestra, en la que ha acreditado su capacidad, su entrega y su dedicación enarbolando la honestidad y el buen hacer como bandera.
Descanse en paz el amigo entrañable Salva, de quien en cada encuentro recibimos gestos llenos de nobleza. Su memoria fértil vivirá siempre entre quienes le queremos y admiramos y bien se merece el reconocimiento del pueblo al que tanto amó y entregó sus mejores afanes.
Foto: cedida