En el improbable caso de que Ryanair cumpliera su amenaza de reducir su programación de vuelos y flota de aviones en las bases que tiene en Europa, donde los sindicatos de pilotos están convocando huelgas, la competencia estaría feliz de que esa decisión llegara a producirse, pues a río revuelto, ganancia de pescadores. Y, en este caso, como en tantos otros, dinero es dinero, negocio es negocio y pasajeros son pasajeros. Es decir, ingresos contantes y sonantes para la abultada caja, que cada día engorda más y que difícilmente van a permitir que se los lleven otros.
Las amenazas de Ryanair suenan a estrategia trasnochada, conocida desde tiempos pretéritos y recurrentes cuando el panorama se complica más de lo esperado. La sonrisa y las ocurrencias del excéntrico consejero-delegado Michael O’ Leary han desaparecido de la escena y él mismo ha reconocido que espera más lío a manos de los sindicatos de pilotos en Irlanda, Portugal y Alemania, más los paros convocados para esta semana de los TCP’s de las bases de España, Bélgica y Portugal. Es muy posible que si en el pasado no muy lejano la actitud empresarial hubiera sido otra, posiblemente ahora estaríamos hablando de otras cosas. Y, al mismo tiempo, esta situación representa un aviso a navegantes. La crisis ha quedado atrás, cada día hay más pasajeros, más ingresos y los salarios no vuelan a la altura que debieran.
Aunque O’Leary conoce bien los entresijos del negocio, una cosa es lo que dice hacia afuera, de cara a la opinión pública y otra bien distinta la que tiene que lidiar puertas adentro. Quienes sufren las consecuencias de la situación son los pasajeros, atrapados en plena campaña de vacaciones de verano y viendo alterados sus viajes, pese al monumental esfuerzo que el personal de la aerolínea irlandesa está haciendo para tratar de reubicarlos en otros vuelos o devolverles el dinero, con la advertencia legal de que tienen derecho a indemnizaciones que oscilan entre 250 y 600 euros.
Echábamos en falta al Sepla, que se ha descolgado con el anuncio de que va a interponer una demanda contra Ryanair antes de que finalice este mes ante la Audiencia Nacional, por su insistencia en mantener al colectivo que opera en España bajo la legislación irlandesa. Sepla, que ya lo dijo hace unos meses, parece que ahora está decidido a actuar después de esperar en vano acuerdo alguno con la aerolínea irlandesa. El sindicato, que ha perdido fuelle en el colectivo, agrupa a unos 500 pilotos de los 800 que tiene Ryanair en España.
Foto: Adrian Pingstone