Durante años, muchos a decir verdad, mantuvimos con Raúl Quintana Torres una amistad bien entendida que acabó convirtiéndose en entrañable. Cuando le conocimos, hace casi cuatro décadas, nuestro amigo era un docente bien consolidado en su juramento entregado a la enseñanza de las nuevas generaciones. Porque, sobre todo, Raúl fue maestro, maestro nacional que ejerció en las escuelas unitarias de Las Indias, Las Caletas y Las Manchas, en el colegio “Juan XXIII” de Tazacorte y en el colegio Sector Sur de Santa Cruz de La Palma, del que también fue director.
Raúl Quintana Torres nació el 14 de febrero de 1936 en Fuencaliente de La Palma y falleció el 26 de julio de 2014 en Santa Cruz de Tenerife. Era el único varón de los cuatro hijos del matrimonio formado por Emilio Quintana Sánchez y Adoración Torres Hernández. Su padre fue uno de los personajes más relevantes del pueblo fuencalentero en la segunda mitad del siglo XX, pues además de su condición de maestro nacional, desempeñó durante tres décadas el cargo de alcalde del municipio en una época de notables carencias, en la que, sin embargo, dejó la impronta de su trabajo y dedicación. Hace más de treinta años que falleció don Emilio y le seguimos recordando con especial afecto.
Raúl siguió la estela de su padre y estudió Magisterio en la Escuela Normal de La Laguna. Realizó sus prácticas en el colegio San Fernando, en la capital tinerfeña y años después obtuvo su plaza en propiedad. Hubo un tiempo en el que abrió un paréntesis y trabajó en la Caja de Ahorros Insular de La Palma, integrada luego en CajaCanarias. Pero lo suyo era el magisterio y volvió a la docencia, hasta que llegó la hora de la jubilación. En diciembre de 1962 contrajo matrimonio con Estela Carballo Pérez, de cuya unión nacieron tres hijos. Estela se nos fue en edad temprana y aquella despedida sufrida y dolorosa dejó una huella de profunda tristeza en Raúl, que marcó el compás de sus últimos años.



De su afán por la cultura y el deporte, Raúl Quintana Torres forma parte del grupo de fuencalenteros del siglo XX que mostraron una constante dedicación por los jóvenes de su pueblo natal. En sus primeros años de actividad docente fueron frecuentes sus intervenciones en actos literarios y juegos florales y, paralelamente, en el entrenamiento de grupos noveles en el deporte vernáculo. Además del recuerdo de quienes lo vivieron en primera persona, nos quedan fotos de toda una época que atestiguan sus mejores afanes.
Raúl dio muestras sobradas de su capacidad y dedicación pedagógica, dentro y fuera del aula. Gustaba de llevar a sus alumnos de excursión al campo y les hacía comprender la aplicación de las medidas, incluso aquellas que ya están en desuso, la grandeza de la naturaleza y su importancia en el entorno insular. Como bien dice Gumersindo Bienes Reyes, “cuando se reunía con profesores de Educación General Básica le gustaba hablar de los niños durante horas y sus dotes pedagógicas naturales eran las de de maestro de maestros”.
Con Raúl y sus primos Luis Hernández Hernández y Eliseo Carballo Pérez compartimos muchos momentos entrañables en nuestro querido pueblo de Fuencaliente de La Palma, en los encuentros veraniegos en sus respectivas bodegas con otros parroquianos de grata memoria y especial estima. Tenemos mucho que agradecerle y, sobre todo, queremos reconocerle su labor, su trabajo, su dedicación, su buen hacer y su trayectoria. Nos queda la satisfacción de haberle conocido y tenido entre nuestros buenos y leales amigos y en la hora de la despedida terrenal le enviamos un fuerte abrazo allá donde quiera que esté. Descanse en paz.
Fotos: Familia Quintana Carballo