A nivel regional, Binter es una compañía excelente y también una extraordinaria máquina de hacer dinero, favorecida por su posición de dominio y el crecimiento de la demanda, en la que impone unas tarifas frecuentemente cuestionadas. No sucede lo mismo en su proyección nacional e internacional, en la que su estructura muestra deficiencias que no puede o no quiere asumir. El ejemplo más reciente sucedió ayer en el vuelo NT 5151, en la que una incidencia de un avión CRJ-1000 en el aeropuerto Tenerife Norte acumuló un retraso de seis horas en la línea de Palma de Mallorca.
Entendemos perfectamente que pueda producirse una avería, que lleve su tiempo resolverla y que la seguridad está por encima de todo. E incluso, que se cancele un vuelo. Lo que no compartimos, sin embargo, es que ante una contingencia de este tipo, Binter esconde el ala y no informa a sus pasajeros, demuestra que su arrogancia no tiene límites y no muestra interés alguno por encontrar posibles soluciones y, lo que es peor, en su desinterés la información no fluye como debiera y solo se limita a los paneles del aeropuerto donde dice que el vuelo está retrasado.
Los más perjudicados fueron los pasajeros del tramo Palma de Mallorca-Tenerife Norte, cuyo vuelo debía haber salido a las 17,20 h del aeropuerto mallorquín y despegó con seis horas de retraso, por lo que, como a su llegada el aeropuerto de destino estaba cerrado, aterrizó casi a la una y media la madrugada de hoy en Tenerife Sur, a lo que luego hubo que sumar el tiempo de traslado en una guagua hasta Santa Cruz y Tenerife Norte.
Con el eufemismo de “llegada tarde” del vuelo programado, la sobrecargo del vuelo pidió disculpas a los sufridos pasajeros, que reflejaban el cansancio y el malestar por la pésima gestión de un retraso tan abultado. El piloto, de apellido Bengoechea, se dirigió a los pasajeros cuando el avión estaba en descenso y apenas se le entendió lo que dijo, pues parece que la megafonía del avión “Macaronesia” no tiene la nitidez auditiva que debiera, lo cual nos hace pensar cuál sería el resultado en caso de una emergencia.
Foto: Pedro de la Fuente