Coincidimos con las apreciaciones de Juan Antonio Núñez cuando, a la vista de esta foto publicada por Miguel Bravo, se aprecia la orilla de la playa de Ruiz, una de las tres que tuvo la franja costera de Santa Cruz de Tenerife y aparecen dos construcciones militares del frente marítimo de la capital tinerfeña desaparecidas a mitad del siglo XX: el cuartel jefatura de Ingenieros, del que se aprecia su fachada y, al fondo, el castillo de San Pedro, que fue derruido en la década de los años cincuenta para las obras de ampliación de la avenida de Anaga. Donde estuvo queda una placa conmemorativa a modo de recordatorio.
A la izquierda de la imagen se aprecia el muro de contención de la Alameda y, al fondo, a la derecha, la hilera de casas de la subida de la calle de La Marina. En primer plano, un grupo de carruajes tirados por bestias que se ocupaban entonces del transporte de mercancías desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife y un grupo de barcas varadas en la orilla de la playa que desapareció en la década de los años treinta del siglo XX.
Porque del cinturón de defensa del litoral de Santa Cruz de Tenerife solo queda la Casa de la Pólvora y el castillo de San Juan o castillo negro, aunque cerrado desde hace muchos años y privado del disfrute de la ciudadanía. La batería de Regla o San Francisco, próxima al Auditorio “Adán Martín” está enterrada y la fachada del cuartel de San Carlos se conserva milagrosamente después de una larga desidia administrativa y agonía patrimonial.
Los muros del castillo de San Cristóbal cayeron en 1928 para permitir la explanada de la Plaza de España y quedan unos pocos cimientos subterráneos, que son visitables. El fuerte de Almeyda existe porque sigue en manos del Ejército y cumple la honrosa función de Museo Militar promovido por el coronel Juan José Arencibia de Torres, de muy grato recuerdo.
Donde hoy está el Real Club Náutico hubo otra construcción militar que desapareció en la década de los años treinta. El castillo de Paso Alto parece escondido como tratando de ocultar su pasado y pasa desapercibido. La batería de El Bufadero, de finales del siglo XIX, se encuentra en “tristes y vergonzantes ruinas” como apunta Juan Antonio Núñez y la torre de San Andrés está semiderruida tras una avenida del barranco.
Foto: archivo de Miguel Bravo
1 comentario
Estimo que es un artículo muy atinado. No pasará lo mismo con el complejo recreativo de Paso Alto, xq eso «sí se valora».