La Palma, una Isla del Atlántico

Pedro “Gallina”

Los años vividos nos hacen evocar cuando conocimos a Pedro Martín Rodríguez (1923-2021), Pedro “Gallina”, en la terraza de su casa de Puerto Naos, en un café compartido con quien hizo de intermediario circunstancial, el siempre bien querido y admirado doctor, amigo y pariente entrañable Pedro Hernández Torres. Ambos, el paisano emprendedor y el médico humanista representan el claro paradigma de una generación que abanderó el esfuerzo, el trabajo y la dedicación como argumento vital.

Pedro Martín Rodríguez representaba a su generación, un hombre de su tiempo, aunque bastante avanzado en sus ideas y quizás excéntrico para lo que entonces se estilaba. Recordamos su afición por la aviación y el hecho de que obtuvo y ejerció el título de piloto privado de avionetas, algo que entonces estaba al alcance de unos pocos.

A Pedro Martín Rodríguez le corresponde el mérito y la decisión de figurar entre los empresarios pioneros que creyeron en el enorme potencial turístico de Puerto Naos y abrió uno de los primeros restaurantes de éxito de aquella ciudad costera del oeste de La Palma, siguiendo su criterio de que “hay que luchar y hacer grande a Los Llanos de Aridane”. Ese restaurante, ahora en manos de su hijo Pedro, es un referente de la buena cocina y el mejor servicio y trato cercano y respetuoso y espera tiempos mejores cuando acabe la erupción volcánica que padece la isla. 

Como bien apunta Tarsicio Viña, Pedro “Gallina” fue un hombre especial y emprendedor que nació en el seno de una familia humilde, trabajó sin desmayo y alentó siempre el esfuerzo y la dedicación en el querer y poder ser más y mejor persona en esta vida sin hacer daño a los demás y pensando siempre en el desarrollo y el futuro de Los Llanos de Aridane, que es el motor económico de la isla de La Palma.

Jocoso y agudo, divertido y serio al mismo tiempo, el valle de Aridane pierde a uno de sus más firmes y destacados valedores, que bien merece el respeto y el recuerdo agradecido de sus paisanos. Pedro Matín Rodríguez, el entrañable amigo Pedro “Gallina”, ha emprendido el vuelo eterno a la avanzada edad de 97 años en medio del estruendo del tercer volcán que le tocó conocer en su dilatada existencia y siempre volará alto y visionario, como vivió seguro y firme en este mundo terrenal. 

Descanse en paz.

Foto: Tarsicio Viña

Anterior

Tres años soportando pérdidas en la línea Huelva-Canarias

Siguiente

La nueva colada ralentiza su amenaza sobre La Laguna

Sin comentario

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *