La apuesta por el puerto de Granadilla como centro de reparaciones navales se ha reforzado en su vertiente medioambiental tras haber declarado el Ministerio para la Transición Ecológica que la instalación de un dique flotante en dicha dársena “no requiere ser sometida al procedimiento de evaluación ambiental ordinario”. Así queda reflejado en el informe de impacto ambiental del proyecto de “Instalación de Dique Flotante en el Puerto de Granadilla”, emitido el pasado 30 de abril por la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, en respuesta al procedimiento simplificado solicitado por Puertos de Tenerife para la instalación de un dique cuya solicitud de concesión administrativa fue presentada inicialmente por Palumbo Shipyards.
No obstante, a la convocatoria de trámite de competencia de proyectos previo a la concesión se presentó también Tenerife Shipyards, empresa que finalmente se alzó con dicha solicitud al haber resultado su proyecto, de acuerdo con Puertos de Tenerife, “de mayor interés portuario” que el de la empresa italiana. Aunque la Declaración de Impacto Ambiental se ha concedido al proyecto de Palumbo, que no se va a ejecutar, su obtención supone un importante aliciente para la consecución de la declaración ambiental del proyecto de Tenerife Shipyards, sin que ello implique renuncia al proyecto de posicionar un dique flotante en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Y es que, a diferencia del de la empresa italiana, el proyecto de Tenerife Shipyards no requiere del dragado de hasta 6.500 metros cúbicos de material del fondo marino, actividad ésta que resultó ser la más cuestionada en el informe ambiental emitido.
Diferencias entre proyectos
El proyecto de Palumbo Shipyards suponía la ocupación de 41.155 metros cuadrados de lámina de agua y 19.895 metros cuadrados en tierra. El dique flotante que aportaría medía 146 m de eslora y 80 m manga, con servicio a buques de un calado máximo de 7,5 m.
Por su parte, el de Tenerife Shipyards S.A. aunque ofrece una superficie similar en tierra, con 19.445 metros cuadrados y también de lámina de agua con 41.125 metros cuadrados, alcanzaría 230 m de eslora, lo que supone que también el rango de buques a operar será mayor, a la une una capacidad de elevación de 20.000 toneladas en el caso del dique a situar en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
En lo que a cifra de negocio se refiere, la prevista por Palumbo Shipyards para el primer año de concesión era de 2,1 millones de euros alcanzando los siete millones en 2015, mientras que la del proyecto ganador ya se prevé alcance 29,8 millones de euros en 2025, lo que se traduce en la mayor actividad económica de este último.
Principales aspectos de la DIA
Cerca de medio centenar de entidades fueron consultadas en el trámite ambiental, respuestas entre las que destaca la de la Dirección General de Costas y el Mar, quien resolvió dejar sin efecto las prohibiciones establecidas en la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, siempre que se garantice el mantenimiento en un estado de conservación favorable de la población de Cymodocea nodosa en el exterior del puerto.
Entre los posibles impactos y medidas compensatorias correspondientes para evitar las potenciales afecciones medioambientales se encuentran, en la fase constructiva, principalmente los sonoros y la emisión de polvo y gases, estableciéndose los primeros en los parámetros propios de una obra civil y sin efecto alguno sobre la calidad del aire local. Para contener la posible dispersión de materiales en suspensión, la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife debería instalar barreras antiturbidez y de retención.
En su fase operativa, informa la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, sería obligatorio contar con sistemas aspiradores móviles dotados de sus correspondientes filtros para evitar la dispersión de partículas de pequeño calibre provenientes de los trabajos de chorreo abrasivo, soldadura y pintado.
Foto: cedida