Cada estación tiene un marcado contraste en Finlandia. Acaso se hace especialmente perceptible en otoño, cuando el paisaje se tiñe de rojos, ocres y amarillos y regala a los sentidos una explosión de color, que es especialmente perceptible en el norte del país. Abundan los tonos profundos y suaves en los colores de las hojas, lo que allí conocen como “ruska”, que en Laponia es especialmente atractivo por su combinación con las auroras boreales. El otoño en Finlandia es un reencuentro con el silencio donde sólo habita la brisa polar en su lenguaje indescifrable con los bosques y los lagos.
Los colores otoñales anuncian el final de los largos días del verano y avisan del crudo invierno que se avecina. Los bosques se pueblan de setas comestibles y arándanos. Existe una cita anual con la pesca, el piragüismo, la bicicleta de montaña, el trekking y el senderismo. El olor del humo procedente de la madera envuelve lo limpio del ambiente y es una mezcla de explosión emocional para los sentidos. El tiempo se vuelve frío y llueve con frecuencia y las horas de luz solar se van reduciendo poco a poco. La estación tiene un encanto indescriptible.
Foto: Pekka Tolonen