Al cumplirse hoy el 90º aniversario de la proclamación de la Segunda República Española, evocamos en esta sección la memoria del crucero ligero “República”, que así se llamó el buque que nació a la mar bautizado con el nombre de “Reina Victoria Eugenia”, en honor a Victoria Eugenia de Battemberg (1887-1969), esposa de monarca Alfonso XIII y acabaría sus días renombrado “Navarra”.
Después del 14 de abril de 1931, todos los buques mercantes y militares españoles con nombres de la familia real o miembros destacados del gobierno, serían renombrados. En el caso de Compañía Trasmediterránea, por ejemplo, recibieron nombres de ciudades españolas, tradición que se mantendría hasta 1998, cuando entró en servicio el buque “Ciudad de Málaga”.
Compañía Trasatlántica, que sufrió seriamente el encono de los sucesivos gobiernos de la República, renombraría a los trasatlánticos “Reina Victoria Eugenia” e “Infanta Isabel de Borbón” con los nuevos nombres de “Argentina” y “Uruguay”. Amarrados en el puerto de Barcelona, durante el periodo republicano serían utilizados como prisiones flotantes y acabaron sus días en el desguace, tras sufrir graves daños durante la guerra civil.
Volviendo al crucero ligero “Reina Victoria Eugenia”, luego “República” (1931-1936), formaba parte del plan de flota de la conocida como ley Miranda, de 30 de julio de 1914, promovida por el ministro de Marina Augusto Miranda. Firmado el contrato para su construcción con la Sociedad Española de Construcción Naval y asignado al astillero de Ferrol, el 31 de marzo de 1915 se puso en grada el primer bloque de su quilla y cinco años después, el 21 de marzo de 1920 se procedió a su botadura.
Cinco años en grada es un tiempo excesivo para la construcción de un buque, pero tiene su justificación. Las dificultades de todo tipo sufridas durante la Gran Guerra y la dependencia tecnológica y de suministros de la firma británica Vickers, de una parte de los equipos y armamento, alargaron el proceso hasta su entrega en enero de 1923 a la Armada española.
Inspirado en los cruceros británicos de la clase Town, desplazaba 6.500 toneladas a plena carga, en un casco de 140,80 m de eslora total, 15,20 m de manga y 5,60 m de calado. El equipo propulsor original estaba formado por dos turbinas Parsons y doce calderas (seis a carbón y seis a fuel), que sumaban una potencia de 25000 caballos y accionaban dos ejes que le permitía alcanzar una velocidad de 26 nudos. La reforma de 1938 lo dejó con ocho calderas Yarrow a fuel y un nudo menos de velocidad.
El armamento original estaba compuesto por nueve cañones Vickers de 152 mm, cuatro cañones antiaéreos de 47 mm, cuatro ametralladoras de 7 mm, dos montajes dobles para tubos lanzatorpedos de 533 mm y un cañón de desembarco de 76 mm. Cuando fue modernizado, el armamento consistía en seis cañones de 152 mm, cuatro cañones antiaéreos de 88 mm y dos cañones antiaéreos de 20 mm.
En julio de 1936 se encontraba amarrado en Cádiz, desarmado y sin calderas. Allí sería reparado por el mando naval alzado en el astillero de Ferrol y en junio de 1938 volvió de nuevo al servicio rebautizado “Navarra”, en el que destacaba el puente de clara inspiración germánica. Vencido por los años y su escasa operatividad, en mayo de 1951 causó baja en la Lista Oficial de Buques de la Armada y en mayo de 1956 se vendió para desguace.
Foto: archivo Juan Carlos Díaz Lorenzo