Era cuestión de tiempo. En la búsqueda de posibles culpables en el caso de la fragata “Helge Ingstad” (F-313), que fue brutalmente abordada el pasado 8 de noviembre por un petrolero de crudo y más allá de la cadena de errores del mando del buque, la Real Marina de Noruega extiende la sombra de la sospecha sobre Navantia, al entender que existe un fallo de estanqueidad que ha provocado finalmente su hundimiento.
En el informe preliminar, que hoy se ha hecho público, se considera que se trata de un posible error crítico, pues el buque se inundó con gran rapidez y se apunta la posibilidad de un fallo de diseño. Bien es verdad que la autoridad competente advierte que se trata de un informe preliminar, pero la duda ya se ha extendido sobre la empresa pública española y, entre tanto, la comisión investigadora insta a comprobar si tales fallos se producen también en las cuatro fragatas restantes.
Se ha sabido que la inundación del buque se ha producido en tres compartimentos estancos, como son la sala de generadores en popa, zona de alojamiento de la dotación y pañoles. Dice el informe que, en función de los daños y los planos y pruebas, tiene “estabilidad pobre”, aunque podría haberse mantenido a flote, si bien la entrada de agua desde la cámara de generadores a los engranajes a través del eje de las hélices, determinó la decisión de su evacuación.
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