No se prevé, a priori, la construcción de un quinto petrolero en el astillero Navantia, factoría de Puerto Real, en el que actualmente se trabaja en tres buques tipo suez-max, pues el primero de la serie, llamado “Monte Udala”, está en sus últimas pruebas y será entregado el próximo 13 de marzo. A Navantia no le cuadran los números y en el sector se sabe que estos petroleros van a dejar pérdidas en la cuenta de resultados de la empresa pública española.
Sin embargo, el contrato ha servido para revitalizar la industria naval en la bahía de Cádiz, que se encontraba en un momento crítico, aunque todo parece indicar que serán los últimos petroleros que saldrán del gran dique seco del astillero que tiene su origen en el proyecto NABAC. La competencia de los astilleros asiáticos para este tipo de buques y los gaseros de última generación es imparable. Daewoo ha impuesto los precios, que están por debajo de los 114 millones de euros que costaría cada uno en el mercado español, informa el periódico digital La Voz de Cádiz.
La opción del quinto petrolero, e incluso un sexto, se anunció en julio de 2015, cuando se firmó el contrato de los cuatro primeros. No obstante, el bajo precio de construcción que ha impuesto al socio estratégico de Navantia en este contrato, hace inviable la continuidad del proyecto. El astillero español pone la mano de obra y la entrega llave en mano y los coreanos las patentes, los bienes de equipo y la tecnología.
Ondimar Transportes Marítimos, una sociedad del Grupo Ibaizábal, tiene un contrato de larga duración con CEPSA para la importación de crudos con destino a las refinerías de Huelva y Algeciras, ya que la de Tenerife está parada desde hace años y no se prevé su reactivación a corto plazo. Los cuatro petroleros que formarán parte de este contrato tienen el flete asegurado y son buques de nueva generación, que cumplen con los requisitos técnicos y medioambientales exigidos.
Navantia ha vuelto a construir petroleros, veinte años después de los últimos de la industria naval española. El contrato de Ondimar genera unos 2.500 puestos de trabajo en la factoría de Puerto Real, más los indirectos que produce en el entorno. De ahí que si no hay noticias favorables del quinto petrolero y con la entrega del cuarto prevista para mediados de 2019, los sindicatos ya están mostrando su intranquilidad ante la incertidumbre que se avecina.
Como se cita, la estrategia y el plan industrial de Navantia está en el sector de la construcción naval militar y ahí es donde tiene un nicho de mercado importante. Paralelamente aplica en su estructura una reconversión tecnológica para hacer más competitivas y eficientes sus factorías, que es lo que se denomina el plan Astillero 4.0.
Con las obras iniciadas del primero de dos AOR para Australia y pendientes del contrato de las cinco corbetas para Arabia Saudí, que sería ejecutado en la factoría de San Ferrnando; del programa F-110 para la Armada española, en Ferrol; del avance del programa S-80 en Cartagena y otros buques, entre ellos un transporte de gran capacidad para el Ejército de Tierra –cuyo tamaño se adapta a las capacidades del astillero de Puerto Real– y un BAM especializado, la proyección militar de Navantia es la que puede repercutir favorablemente en su existencia.
En su ámbito de la cooperación internacional, el Gobierno de Estados Unidos ha seleccionado a General Dynamics Bath Iron Works y su socio Navantia para la fase de diseño conceptual del programa de fragatas FFG (X), en la que adaptarán el diseño del destructor australiano AWD a los requisitos de la U.S. Navy. El programa prevé la construcción de 20 buques en EE.UU. y utilizará el diseño de la clase «Hobart», derivada de la clase “Álvaro de Bazán” (F-100).
Foto: Navantia